Mis cuartos, y los tuyos también

Mis cuartos, y los tuyos también

DONALD GUERRERO MARTÍNEZ
No hay dinero, en el presupuesto 2005, para el Ateneo Dominicano. Se lo deja desamparado, nadie ha explicado por qué, aunque se trata de una institución «con historia y prestigio», de dilatado quehacer en favor de la cultura, y por lo mismo «con méritos suficientes para recibir el apoyo del Estado», como consigna la columna Qué se dice de este periódico, edición del 19 de este mes. Hay dinero oficial, en abundancia, para alimentar con mis cuartos, y con los tuyos también, la ociosidad del partidarismo político en años electorales, y hay insaciables para hacer fiesta con lo que nada les cuesta deseosos de que ese dinero lo haya también en los otros años. Es, simple y llanamente, establecer una zafra permanente. Oh, democracia. Oh, país.

No es ociosa mi tesis de que a la democracia de estos pueblos hay que reglamentarla, frenándola para que no se desboque. No se la puede dejar «a lo que coja mi bon». Hay que darle otro giro precisamente en nombre de la democracia, y para su beneficio, que al final lo será de la población.

En estos países de perenne confusión de los valores, el ejercicio democrático se convierte en pedestal para un desafuero y otro también. Es el origen del descrédito de los partidos políticos que se ha dado en varios países. Ya otros han apuntado que el descrédito continúa proliferándose pueden venir ventarrones que lo arrasen todo. Hay ejemplos cercanos.

El absurdo de condenar al Ateneo a la muerte por inanición no se puede justificar, pero explicarlo sí, siempre y cuando se conozca cuántos de los que participan en la elaboración del presupuesto, y cuántos de los legisladores que lo analizan o «analizan» saben «con qué se come eso» de Ateneo. Muchos tienen ocupada la mente en otras cosas, y algunos en la vida de sus ONG porque les beneficia en lo económico y asegura vida fácil en el futuro. Tanto como no les importa a algunos, por ejemplo legisladores, lo cultural, con la misma tesitura se desentienden de las carencias en las poblaciones a las cuales representan nominalmente, llámense asilos de ancianos, escuelas destartaladas, hospitales desprovistos de todo. Y si no es un absurdo, se le parece mucho el propósito de que, el mismo presupuesto que ignora al Ateneo, consigne mil 55 millones de pesos para más de 3 mil ONG no todas registradas. En ese contexto, el presidente del Bloque de ONGs afirma que además de legisladores y funcionarios del gobierno, o personas a ellos vinculadas, hay hasta empresarios beneficiándose de mis cuartos, y de los tuyos también.

En la mencionada columna de Hoy se externa una súplica al Poder Ejecutivo para que «busque, en algún particular procedimiento, una solución al desamparo del Ateneo». Esa súplica seguramente la comparten otros núcleos de la población. Solucionar ese caso es lo menos que puede esperarse de un gobierno que enarbola principios boschistas.

Debe consignarse que el desparpajo de los dineros del erario para fundaciones, no importa su denominación, que son de provecho personal, debe terminar. No son otra cosa que la oportunidad para amamantar a compatriotas que no gustan de bajar el lomo, pero bajan el cuerpo para chupar la teta de la vaca nacional.

La millonada con que se favorece a esas entidades de inversiones desconocidas, fuera de efectivo provecho colectivo, en manos de organizaciones ciertamente sin fines de lucro. Las hay, bien acreditadas. No hay derecho a mantener ese dispendio vergonzoso con mis cuartos, y con los tuyos también.

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