Mis poemas, “Día del Poeta”

Mis poemas, “Día del Poeta”

En mi programa de radio de los miércoles, “Encuentros” por la 97.7 FM. , de 8 a 10 p.m., le pedí permiso al talentoso León David luego de un gratificante conversatorio sobre su poética, para atreverme a publicar algo de mi producción de versos, le dije que era amigo de: Mármol, Lantígua, Morrison, Raful, Soledad, Chiqui, Mateo, don Víctor, etc., que yo sabía que ellos no me quemarían en hoguera pública por el afecto mutuo.

Me dijo en radio el poeta que solo importaba que me atreviera y es lo que estoy haciendo hoy, me estoy “aventurando” a presentar mis sentimientos. Lo primero, una benevolencia de los amables lectores y luego  pero con ojos entornados habré de pedir aquiescencia a los expertos de la rima.

Esta terea no es obsesión momentánea, no fue para prepararme para el “Congreso de Poetas” que se inicia esta semana, esa  tenacidad tiene muchos años, desde mis tiempos juveniles, pero hoy, me he atrevido en razón de celebrarse el miércoles 21 el Día del Poeta. Confieso que prefiero seguir celebrando en lo particular el Día del Médico. Espero que los que sí son verdaderos poetas lo reciban hoy como un homenaje, un reconocimiento a su obra, a su clarividente capacidad de hacernos sensibles con sus armoniosas composiciones.

“Tus Aromas”, una de mis preferidas: Queriendo hacer definibles tus aromas,/intento darle peso y contorno a las palabras de ese “algo”,/ que como lastrado de sensibilidad y de complejos me persigue desde siempre en convivencia con mi interior y mi  conciencia./ Sigue siendo tarea audaz y temeraria el tratar de dar emblema y convertir en tinta ese “atisbo”/ que como alimento de mi espíritu, que al percibirlo se trunca en la más bella utopía candorosa,/ llevando mis pensamientos por los pasillos de las románticas motivaciones hasta llegar a mis más sensibles facultades primarias./ Haciéndome náufrago en mi propio océano tormentoso,/navego arrastrado en tus aromas/ he intentado vanamente encontrar palabras al encanto místico de tus perfumes: de tus labios y vertientes./ No logro objetivizar lo que yo siento en lógica razón o ciencia,/ no me es posible, es que no puedo./ Esta utopía candorosa no logra el éxito,/ cómo lograr compaginar mi intelecto y tus perfumes?/ Tus labios, tus vertientes,/tienen es sus aromas perfumadas,/para mí la vida/ y en ellas aprendo a prescindir del infinito./ Son tus aromas mil delicias sin forma,/ sin palabras, cuando las tengo, me tienes./ Cuando navego fundido en su espesa transfiguración,/ encuentro: sonidos, alegría, viento vivo, ¡cuánta luz para mis ojos!,/ y somos entonces la forma indivisa,/somos la muerte en la vida,/ que en mi tiembla,/ que tú gimes,/ que tú das,/ que yo bebo/ es que tú encierras en el embrujo de tus labios y vertientes,/ algo indefinible,/ tus aromas.

No pretendo ser un Borges, o un Neruda, no aspiro a la grandeza del modernista Rubén Darío, o parecerme a nuestros Pedros, poetas que crean ingenios, ni poseer la simpleza rítmica del Lorca de Granada, ni remotamente tener la armonía  del insigne vate inglés Sir  Black Kmore. En mi caso, son  simples borbotones de entusiasmo, que a modo de escape me pasa como a todo el que poetiza, son debidos a unos -impulsos irrefrenables-, pero donde tengo el derecho irrefutable de existirlos, son, mi humilde patrimonio como bardo.

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