Mitos en la historia de la deuda externa dominicana

Mitos en la historia de la deuda externa dominicana

Lo bueno de la historia es que ninguna es definitiva, aunque en apariencia exista un consenso básico el conocimiento es provisional, es el caso de la deuda externa durante el periodo de Trujillo, que se nos presenta llena de mitos. Dejemos que los datos hablen por sí mismos, confrontemos las tesis dominantes.

Que cuando llegó al poder en 1930, la deuda externa era una carga muy pesada para las finanzas públicas. No es cierto, el balance era US$16 millones, apenas 5.3% del PIB.

Que saldó la deuda externa con el pago de US$9,271,855.55. Tampoco es cierto. Según estadísticas publicadas por el Banco Central, las reservas internacionales del país en oro y divisas ascendían a US$13.5 millones en 1947, de las que solo US$7 millones era disponibilidad. Es decir, para completar el pago los dominicanos nos endeudamos en US$2,271,855.55. 

Que redujo la deuda del país cuando pagó a los tenedores de bonos. No es verdad, lo que hizo fue cambiar la composición de la deuda pública total, redujo la externa y aumentó la interna en el mismo monto. El gobierno se endeudó con el  Banco de Reservas, entidad que como garantía del préstamo recibió bonos con vencimiento un año después (1948), con una tasa de interés de 5%.

Que recuperó la soberanía de las finanzas públicas. Se había perdido en 1905, cuando los dominicanos firmamos el Modus Vivendi con el gobierno de los Estados Unidos, que redujo la deuda externa a US$20 millones, representando 40% del PIB. Pero se recupera de manera automática con el crecimiento de la economía, como consecuencia en 1940 la deuda externa se reduce a 2.7% del PIB y desde ese año el agente norteamericano deja de intervenir directamente en las aduanas. Cuando paga a los tenedores de bonos en 1947, la deuda externa apenas representa 1.76% del PIB, es decir, no había presión.

 La historia de la deuda es la historia de las crisis fiscales y de inestabilidad política. Desde la Primera República abundan los gobernantes que como norma gastaron por encima de lo recaudado, financiaron los déficits con nuevos préstamos, sacados del poder de diferentes maneras cuando se les cerraron las fuentes de financiamientos de sus excesos. Es el caso de Trujillo, termina abruptamente después de una década donde coinciden acontecimientos políticos, crimen de Estado y mal manejo fiscal. De 1950 a 1960 gastó US$1,417 millones y recaudó US$1,364 millones, para un déficit fiscal acumulado de US$53 millones. Como consecuencia, dejó una deuda pública (externo e interna) superior a ese monto, aumentando el balance a US$161 millones en 1966.

La de Leonel Fernández es la experiencia traumática más reciente, en ocho años (2005-2012) acumuló un déficit de RD$435 mil millones, un promedio anual superior a RD$50 mil millones y más que duplicó la deuda pública, de US$11,484 a US$26 mil millones. Como el crecimiento anual de la deuda total de 11% superó el interés promedio que pagó por la deuda externa,  nos endeudamos para pagar los intereses. Fue lo que preocupó al FMI, advirtiendo que de continuar los déficits las finanzas públicas serían insostenibles en el mediano plazo.

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