Mitos sobre el Cáncer de mama

Mitos sobre el Cáncer de mama

El cáncer de mama es la enfermedad que más temen las mujeres, de acuerdo con muchas encuestas, y el tema de decenas de artículos en revistas, programas de TV, en el Internet, y de libros. Las mujeres que tratan de mantenerse al día tienen que desbrozar montones de información, pronunciamientos mal orientados o confusos, y alguna mala información deliberada (como los rumores que corrieron por el Internet de que los antiperspirantes y algunos sostenes causaban cáncer: no es cierto). Seguidamente, lo que dicen las personas, y lo que también preguntan.

Estrés y cáncer de mama: causa y efecto

No hay evidencias de que la inestabilidad emocional o un estrés severo (temporal o crónico) genere el cáncer de mama, o que lo provoque, después del tratamiento. O que realmente la personalidad o la actitud tenga relación alguna con el cáncer de mama. Todo eso es un mito, y un mito que se promociona intensamente.. Cierto o no, un estudio reportado en Psycho-Oncology dice que un porcentaje elevado (42%) de las mujeres que habían sobrevivido al cáncer de mama, al menos por dos años, creían que el estrés era el culpable del cáncer. Cerca de 26% responsabilizaba a los genes (algo más acertado) y 25% al medio ambiente (lo que sorprende es que de esto se conozca poco).

Los investigadores concluyeron que los médicos deberían preguntarle a sus pacientes qué creen sobre las causas del cáncer de mama. Pudiera ser un consuelo para una mujer saber que sus emociones no le “dieron” cáncer.

A las mujeres a las que no se le reprodujo el cáncer se les preguntó qué pensaban  que las había mantenido saludables. Una proporción mucho más alta (60%) atribuyó su supervivencia a una actitud positiva. Mencionaron buenas dietas, ejercicio, reducción del estrés, suerte, tomar tamoxifen, entre otras cosas. En realidad, los médicos sí creen que lo que se denomina “espíritu de lucha” puede aumentar las posibilidades de supervivencia de una mujer.

En otras palabras, usted no de proporciona a sí misma el cáncer de mama. Pero una actitud positiva, incluyendo la voluntad para cumplir con el tratamiento, sin duda puede ayudarla a mejorar.

¿La mamografía está pasada de moda?

A pesar de lo que usted pueda haber leído, la mamografía sigue siendo la norma de oro para detectar el cáncer de mama, y es probable que lo siga siendo por algún tiempo. Esto viene de un informe detallado del Instituto de Medicina, parte de la Academia Nacional de Ciencias (EEUU). Un comité designado por la institución y encabezado por el doctor Joyce Lashof (miembro asociado de la junta editorial de Wellness  Letter) revisó las evidencias y encontró que los mamogramas habían reducido la tasa de mortalidad por cáncer de mama en un tercio en mujeres entre 55 y 70 años.

Y un estudio subsiguiente en la revista Cáncer habló aún de beneficios mayores. En Suecia, donde 85% de las mujeres entre 40 y 69 años se someten a la prueba, la tasa de muerte por cáncer de mama entre las mujeres que se hacen mamogramas fue dos tercios menor que la de mujeres que no se lo hicieron. Este no fue un estudio controlado, y puede haber sobre estimado los beneficios. De todas formas, apoya la mamografia. Mientras que esta no evita el cáncer, permite detectarlo en etapas tempranas, atendibles mediante tratamiento, que es la razón por la cual la tasa ha bajado.

Nuestras recomendaciones se mantienen: todas las mujeres deben empezar a someterse a mamografías anuales a los 50 años. Las mujeres con mayor riesgo de cáncer de mama. En consulta con su médico, pudieran tener que empezar a los 40.

Se están empezando a utilizar también nuevos procedimientos con pantallas. Hay tres que algún día pudieran emplearse ampliamente, además de la mamografía convencional.

Mamografía digital a campo completo: es un proceso muy similar para la mujer, pero utiliza detectores electrónicos y produce imágenes digitales que pueden almacenarse fácilmente. Hasta ahora, no parece ser más preciso que los mamogramas regulares, y es más costoso. Pero puede que resulte una herramienta más útil para mujeres con senos densos.

Imagen por resonancia magnética (IRM): ya se empla mucho, pero no para detectar el cáncer de mama. El IRM, que emplea un campo magnético para crear una imagen, puese ser útil para detectar formas menos comunes de cácner de mama y para mujeres con senos densos. En la medida que mejora la tecnología, su utilidad para detectar cáncer de mama también puede mejorar..

Lavado ductal: un catéter muy delgado se inserta en los conductos de la leche, donde se originan la mayoría de los cánceres, y se extraen células. Está aprobado por la FDA de EEUU como adjunto a la mamografía y ya se emplea para mujeres de alto riesgo. Algún día pudiera ser útil para detectar las células pre-cancerosas y permitiría por eso tratamiento preventivos, bastante parecido a la forma en que la prueba Pap puede detectar cáncer potencial en el cuello del útero. Pero este sistema tiene sus contratiempos: en particular, demasiados positivos falsos, y todavía no tiene un uso extendido.

Ya están en uso otros métodos: el ultrasonido es un anexo útil para la mamografía, y someterse a esta prueba puede ayudar a las mujeres de alto riesgo a tomar decisiones sobre el tratamiento. Algunas nuevas técnicas de escáner siguen en la etapa de desarrollo. Y nuevos conocimientos biológicos (es decir, entender la naturaleza de los tumores y los marcadores potenciales que pueden revelar la presencia de tumores) ayudarán a diagnosticar además de en el tratamiento.

Si bien la mamografía no es perfecta, sigue siendo la mejor de las pruebas. Y no hay que olvidar los exámenes regulares de los senos por profesionales, además de los exámenes mensuales que usted misma realiza.

¿Las mujeres de más edad no corren riesgo?

En realidad, el riesgo de cáncer de mama aumenta sensacionalmente con la edad. Un estudio reciente de mujeres canadienses entre 50y 75 años encontró, sin embargo, que las mujeres entre 70 y 75 años tenían menos probabilidad de hacerse mamografías. Las razones para esto son complejas: el temor a hacerse la prueba y de los resultados tiene que ver, pero también la idea errónea de que las mujeres mayores son menos susceptibles al cáncer de mama. El fatalismo paró en seco a algunas mujeres. “Si me hago la prueba, la hago – no hay por qué preocuparse”. Esta no es una forma constructiva de pensar sobre su propia salud. Pero recuerde esto: las causas del cáncer de mama siguen siendo, en esencia, desconocidas. Los factores genéticos y los niveles de estrógeno sin duda desempeñan los papeles principales.

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