Es con su realismo alucinante que Mo Yan anuda el cuento, la historia y los fenómenos sociales contemporáneos. Este novelista chino obtuvo el Premio Nobel de Literatura 2012, siendo el segundo chino continental en recibirlo. Le antecedió en el año 2000 Gao Xinggian, disidente naturalizado francés.
Es un gran acontecimiento para la literatura china contemporánea, merecedora de mayor conocimiento y crítica literaria internacional. El conjunto de la obra de Mo Yan está sellado por un realismo violento, que responde a las sacudidas y contradicciones de la sociedad china antes y después del comunismo.
Su campo de telones literarios es muy amplio si nos referimos a sus frescas historias eróticas frente a los dramas humanos que el autor plantea en pleno siglo XIX, narrando historias de desequilibrados y bipolares, como la de un niño primogénito de una campesina china y un pastor evangélico sueco. Porque este escritor es un fabulador complejo, que ancla la literatura en la China antigua, a través de la tradición popular del cuento. Está claro que Mo Yan es muy polifacético, al igual que otros tremendos escritores, como Yu Hua, cuya obra Brothers tuvo un eco internacional pocas veces observado; así como la novelista Wang Anyi, muy considerada en los medios universitarios. Estos dos últimos pertenecen a la búsqueda literaria experimental, quienes con Ge Fei, por los años 80 desataban la acción en tiempos y lugares indeterminados.
Mo Yan pertenece a los escritores que nutren la literatura en la exploración de las raíces, corriente que desaparece a principios de este siglo XXI. Aunque sin embargo, podemos asociarlo a los escritores modernistas. Son sorprendentes y casi desestabilizadores los referentes posibles con Faulkner, pues con estos dos autores podemos acercarnos y comparar dos mundos: el Condado de Yokna Patawpha y el Distrito de Gaomi, donde se desenvuelven la mayoría de las novelas de Mo Yan. Pensamos que su temperamento y enfoque literario están más cerca de la literatura latinoamericana, sobre todo de autores como García Márquez y Edwige Danticat, por la manera de compenetrar la escritura con el imaginario carnal, irracional y carnavalesco que le viene directamente de su experiencia en las campiñas chinas. Mo Yan reconoce la influencia de León Tolstói, William Faulkner y Gabriel García Márquez, en sus obras, pero en sus entrevistas confiesa que sus autores preferidos son Ernest Hemingway, Günter Grass y Yasunari Kawabata. Los chinos, Lu Xun y Wang Anyi.
Vale la pena compenetrarse y detenerse, visualizando a fondo el discurso narrativo del autor, pues escribe con una fina y matizada percepción de la sociedad china contemporánea, sin dogmas ni giros panfletarios. Tiene un estilo imponente, impulsivo y vehemente, provisto de un humor vivaz y feroz; salpicado por un gran sentido de lo absurdo, y asumiendo un erotismo truculento. Sus descripciones de los usos y costumbres en la China de Mao Tse Tung no dejan ilesa la hipocresía del poder en un ambiente anárquico comparable al movimiento escénico del Circo de Pekín, con un guiño hacia una estética muy propia que podríamos llamar kitch mandarín.
Otro elemento revelador del Nobel de Literatura 2012 es que confiesa que le atrae el sincretismo de lo real con lo fantástico, y que justamente tienen por decorado su provincia natal, Shandong, ubicada en el noroeste de China. Escribe con voluntad de libertad y señala las desviaciones y abusos de los caciques corrompidos en las filas del Partido Comunista Chino.
Algunos le reprochan y dicen no entender su silencio y falta de solidaridad con los disidentes. Esto se entiende al indagar su historia personal y el proceso de su desenvolvimiento. Su nombre literario Mo Yan significa el que se calla, ironía que frente a un hombre con apenas 57 años, ya ha producido 57 libros .. Pero su silencio empezó en el refugio que encontró en el Ejército Popular Chino después de ser expulsado de la escuela. Lo que significó para su familia una tremenda crisis pues sus padres eran campesinos paupérrimos, cuyo hijo conoció la hambruna hasta el punto de comerse la corteza de los árboles y chuparse las hojas para recibir gotas de resina o mineral nutriente; pues frente a la pobreza y a los años duros de la revolución maoísta, el joven Mo Yan, de nombre de pila Guan Moye, tuvo que exiliarse en el ejército para sobrevivir al hambre y al iletrismo, llegando a alcanzar el grado de coronel que todavía hoy mantiene.
Muchos periodistas y críticos literarios de su obra dicen que él tiene un apego a su tierra que no quiere abandonar ni perder. Otros dicen que no toma posturas mediáticas de apoyo a los disidentes por su lealtad y agradecimiento a un sistema del cual señala sus taras, pero del que reconoce todas las oportunidades sociales y de desarrollo que le brindó. Él asegura en muchas entrevistas que se enroló en el Ejército Popular para no morirse de hambre. El hecho de haber llegado al grado de coronel le permite algunos privilegios de palabra satírica, que probablemente no tendría un ciudadano ordinario frente a las autoridades chinas.
Más allá del conjunto de todas estas consideraciones, hay que aclarar que recibió el Premio Nobel de Literatura 2012 porque su obra es literatura y responde a los planteamientos literarios de la novela de finales del siglo XX, y principios del siglo XXI. Además, el conjunto de su obra responde plenamente a los enfoques dramáticos y societales de la literatura posmoderna. En la etapa actual de la sociedad china, Mo Yan es un escritor que responde a los giros contradictorios y, a su vez, valientes que se dan en el seno de su país, y que viven las inmensas mayorías de la China continental.
La fuerza de su obra novelística está en una gran capacidad descriptiva con un estilo de inteligencia nutrida de humor y desesperación algo kafkiana, pero que tiene la genialidad de hacernos cómplices de una China más humana, más real, más conmovedora que todos los fantasmas que quisieron dejar esa gran nación callada por los dictámenes del librito rojo A Mo Yan hay que leerlo con dedicación y reflexión, y las dos obras que nos permiten acercarnos más a su propósito literario son Wa, en español Rana, su novela más reciente, y La vida y la muerte me están desgastando.
Aconsejamos ver la película Sorgho Rojo, excelente adaptación de su novela hecha por el director Zhang Yimou. De repente, sueño con un coloquio abierto de literatura contemporánea china, invitación lanzada a la comunidad china dominicana, invitado especial: Mo Yan.