La industria de la moda en República Dominicana comenzó a dar señales de vida hace unos años. La hazaña, ahora, es competir con los grandes exponentes del continente, como Colombia, considerada la plataforma comercial más importante de Latinoamérica, un mercado que el año pasado generó $341 millones de dólares, y presentó un crecimiento de 11 % más que el año anterior.
Pero para República Dominicana podría estar muy lejano el día en que compita con Colombia, Brasil, México o Puerto Rico, pues en el panorama de la industria de la confección nacional destaca la desunión entre empresarios, productores textiles, diseñadores y confeccionistas, que no han logrado ‘soldar’ esfuerzos para que la industria repunte.
“En el país no han habido empresarios que crean en la industria e inviertan en ella y un diseñador solo no puede lograrlo”, apunta la destacada diseñadora dominicana Jenny Polanco.
Todos los actores de moda coinciden en dos cosas; primero, que el país vive su mejor momento en cuanto a talento y, segundo, que el sector no avanza por la falta de apoyo empresarial y gubernamental.
La periodista de moda y diseñadora Verónica Lora dice que para que la industria despegue es clave el apoyo de los organismos gubernamentales correspondientes para que la microempresa de la moda pueda desarrollarse.
“Se requieren leyes que obliguen a las tiendas a tener un porcentaje de mercancía de creación local, y a pagar a los diseñadores con las mismas reglas que pagan a las marcas de fuera. O sea, cero consignación, pago contra entrega y no a noventa días”, explica.
El veterano diseñador Leonel Lirio reconoce que si bien es cierto que hay talento joven, el mismo no tiene oportunidad de trabajar porque no existe una plataforma que se lo permita y sin recursos para poner su taller, los jóvenes se quedan fuera de pequeño negocio.
“Hasta para los diseñadores establecidos es difícil trabajar de modo independiente”, asegura Lirio.