Modernismo, fusión de estilo y funcionalidad

Modernismo, fusión de estilo y funcionalidad

Este movimiento artístico es internacional y se extendió a todas las artes, desde la arquitectura a la literatura o la música, cobrando especial relevancia en la decoración de interiores

Cosmopolita y urbano, presenta en la decoración un juego de líneas curvas y detalles naturales, llenando de fantasía el hogar sin perder la necesaria comodidad.

Un estilo joven, renovador y optimista que llamó la atención en el momento de su nacimiento y cuyo éxito se mantiene en la actualidad.

Este movimiento artístico es internacional y se extendió a todas las artes, desde la arquitectura a la literatura o la música, cobrando especial relevancia en la decoración de interiores, ya que el modernismo es ligero, estilizado y urbano, y recorre una amplia gama de colores y de formas irregulares y asimétricas cargadas de simbolismo.

Entre la burguesía europea se sintieron aires de cambio en la última década del siglo XIX,  y surgió un estilo revolucionario adaptado a cada país con el que se decoraron interiores de ambiente chic, que mezclan la elegancia y la originalidad.  Era el estilo Modernista o Art Nouveau.

Célebres nombres para grandes obras: Gaudí y Domènech i Montaner en arquitectura, Gustav Klimt en pintura, Victor Horta… Pero el estilo modernista no se redujo a lo monumental, los grandes arquitectos también pensaron en el interior de las viviendas que construían, y desarrollaron muebles, cortinas y tapices, objetos de cerámica y de cristal con las directrices de este estilo único.

Son estas artes decorativas las que triunfan en la actualidad. Sus sinuosas formas, a veces incluso extravagantes, y sus llamativas tonalidades otorgan un carácter especial a cualquier hogar.

ELEGANTE Y CÓMODO

La ventaja de este estilo, como lo es también del Art Decó y de la mayoría de los movimientos vanguardistas que surgieron a finales del siglo XIX y principios del XX, es que sus diseños buscan ante todo ser funcionales.

Enmarcado en una época de desarrollo industrial, esta tendencia artística tenía como objetivo innovar en la estética, en lo formal, sin descuidar la real utilidad de los objetos.

Sillas, mesas, espejos, lámparas… de diseño pero cómodos.

En el desarrollo de este estilo y con el objetivo de aunar diseño y utilidad, trabajaron de la mano artistas y artesanos. Este trabajo dio sus frutos, y llevó a una revolución de las estructuras que llevó a vislumbrar algunas consideradas antes técnicamente imposibles.

Y en los materiales también se produjo una vuelta de tuerca, apostando por aquellos que ahora están más de moda.

Consiguieron resultados increíbles jugando con el vidrio, el metal, el hierro forjado o distintos tipos de madera, materiales en los que siempre primaba la calidad.

En el mobiliario interior se usan tanto maderas nobles como hierro, jugando con la forja que marca siluetas curvas pero minimalistas al mismo tiempo, adecuadas tanto para una vivienda pequeña como para una de gran tamaño gracias a sus etéreas formas.

La forja se aprecia en los balcones, en las rejas o barandillas de las ventanas, donde también tienen una gran presencia los metales, destacando el bronce, que aparece en específicos detalles cargados de estilo como pueden ser los picaportes.

DETALLISTA

No sólo se cuida lo más visible, lo grande, lo aparente, esta tendencia también trabaja los pequeños objetos y elementos decorativos presentes en cualquier vivienda e imprescindibles para el día a día.

Los artistas modernistas no sólo pensaron en la estructura de los edificios, sino que se interesaron por su decoración exterior, y cuidaron al mínimo detalle el acabado de sus monumentos.

Los nuevos gustos, y un cambio en los hábitos sociales, propiciaron un rápido desarrollo de líneas curvas, diseños geométricos y dibujos inspirados en elementos de la naturaleza, que inundan también objetos textiles como cortinas, tapices o alfombras.

Lámparas que evocan vidrieras por su composición de cristales de colores realizadas por el artista estadounidense Louis Comfort Tiffany, quien también trabajó en joyas, en las que predomina la ampulosidad.

Por otro lado, sillas estilizadas que combinan el respaldo con líneas sinuosas de MacDonald Murdo, son algunos de los ejemplos más relevantes.

Entre las artes consideradas menores, aunque por esta denominación no debemos restarles importancia, destaca también la huella modernista en la joyería y en el diseño gráfico. Este último alcanzó un gran desarrollo en los carteles, convirtiendo la publicidad en un verdadero arte y ahora en un llamativo cuadro.

El estilo modernista se mantiene actual y como una tendencia innovadora también hoy en día porque está lleno de vitalidad, otorgando un ambiente elegante y de diseño moderno al interior de las viviendas.

EFE/Reportajes

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