MOISÉS ALVAREZ – Crónica de un desastre ambiental anunciado

MOISÉS ALVAREZ – Crónica de un desastre ambiental anunciado

«El mar nos quita terreno», «Iceberg de 75 kilómetros de largo se despega de la Antártica», «Carlos mata más de mil en India», «Más calor y más plagas», «Muerte en la arena. )Por qué aparecen tantas ballenas a la deriva en las costas de Cape Cod?», «Inundaciones en Europa dejan decenas de muertos y desplazados». Estos son solo algunos de los encabezados que, con una frecuencia cada vez mayor, aparecen en nuestros periódicos, por lo que cabría preguntarse lo siguiente: es este incremento en la frecuencia e intensidad de estos fenómenos algo natural o está siendo inducido por los humanos, y algo de mayor importancia todavía es si estamos en capacidad de predecir los mismos y reducir o mitigar sus impactos no solamente a nivel ambiental sino también en los niveles económicos y sociales.

En septiembre del 2000 investigadores del Fondo Mundial para la Naturaleza publicaron una recopilación sobre el conocimiento científico actual en lo que se refiere al cambio climático y sus impactos respecto al clima y a los fenómenos climáticos extremos en particular. Dicho estudio intenta dar respuesta a las siguientes preguntas: )Hasta que punto puede ser determinada actualmente la influencia humana sobre el sistema climático?, )Qué podemos esperar en el futuro a corto y largo plazo?; )Hasta que punto podrán las medidas de reducción de los gases de efecto invernadero afectar el clima futuro?

Ellos concluyen que los efectos del incremento en la emisión de los gases de efecto invernadero sobre el cambio climático son cada vez más visibles. Esto incluye cambios en la temperatura, precipitaciones, aumento del nivel del mar, cobertura del hielo y nieve, patrones de circulación atmosférica y oceánicos, y comportamiento de los ecosistemas. Concluyen que con razonable certeza el cambio climático inducido por los humanos está actualmente afectando los patrones geográficos, la frecuencia y la intensidad de los fenómenos climáticos extremos.

En 1999 investigadores del Instituto Max Planck para Meteorología y del Centro de Investigaciones Climáticas de Alemania desarrollaron un modelo en que se predice un aumento en la frecuencia de El Niño de continuar incrementándose la concentración de los gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera.

En ese mismo año la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, con la invaluable cooperación de la Oficina Nacional de Meteorología, realizó un estudio del patrón climático del país y su relación con El Niño.

Dicho estudio tenía como objetivo analizar la tendencia para un período de 37 años (1961-1998) del patrón climático en términos de lluvia y temperatura en 16 estaciones meteorológicas; determinar como ha sido afectado el patrón climático en las estaciones seleccionadas por los episodios de El Niño / La Niña en el período de tiempo considerado; y el desarrollo de mapas de lluvia y temperatura usando Sistema de Información Geográfica.

Los resultados fueron los siguientes:

En general existe una tendencia en la mayoría de las estaciones bajo estudio a una disminución de la lluvia en los períodos más severos de El Niño (1972, 1982-1983 y 1997-1998) y a aumentar en los eventos de La Niña (1973-1974 y 1975 y el evento de 1988-1989).

El patrón de temperatura en las estaciones bajo estudio tiene, en general, una tendencia a incrementarse durante los eventos de El Niño y a disminuir durante los eventos de La Niña.

Más del 80% de las estaciones estudiadas mostraron una tendencia al aumento de la temperatura en el período bajo estudio.

El profesor William Gray, de la Universidad del Estado de Colorado, predice para esta temporada de huracanes una mayor actividad ciclónica y nos dice que estamos entrando en una era con mayor cantidad de tormentas y más poderosas.

El período 1995 al 2001 fue el más activo hasta la fecha, en un período de siete años, con 94 tormentas, 58 huracanes y 27 huracanes mayores.

Es bueno señalar que la temporada ciclónica del 2001 se caracterizó por lo siguiente: primera con nueve huracanes que se formaron después del 8 de septiembre; primera con 3 huracanes en noviembre y con la mayor actividad ciclónica de todos los tiempos en noviembre; el huracán Olga se formó, inusualmente, el 26 de noviembre del 2001.

Analizando lo anterior no debería sorprendernos que en un futuro no muy lejano se extienda la temporada ciclónica y tengamos un huracán en…diciembre!!

Un reciente estudio de la Subsecretaría de Gestión Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiental señala que «es probable que gran parte de las zonas costeras queden sumergidas bajo el mar, debido al aumento del nivel de las aguas que se está dando y se proyecta aumentará con el transcurrir de los años. Esto ocurre porque con el calentamiento global del planeta, los casquetes polares… se han ido derritiendo».

Por lo que debemos prepararnos para lo peor.

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