Con la dirección magistral del maestro José Antonio Molina y la voz de la cantantaza Maridalia Hernández en boleros y merengues, el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel) celebró en grande el décimo aniversario de su creación.
El concierto de gala Mosaico sonoro de la dominicanidad, con la Orquesta Sinfónica Nacional, fue celebrado el martes en la sala principal del Teatro Nacional Eduardo Brito ante invitados especiales que ocuparon las tres cuartas partes de las locaciones desde las 8:35 hasta las 10:30 de la noche.
El programa
Comenzó con Un cuadro sinfónico de la suite de la ópera Porgy and Bess, del compositor norteamericano George Gershwin, que navega entre expresiones de jazz, blues y la música folclórica estadounidense.
Tras la ovación del público por la destreza de Molina con la batuta y la calidad de los músicos de nuestra sinfónica, llegó Maridalia Hernández vestida elegantemente de negro para iniciar su actuación con los temas de la suite El amor brujo: Canción del amor dolido y Canción del fuego fatuo, de Manuel de Falla.
La cantantaza dominicana se ganó los vítores y ¡bravos! de la audiencia por su calidad y los matices de su voz; pero los aplausos fueron aún más intensos cuando la artista vocalizó Balada para un loco, del compositor argentino Astor Piazzolla.
Con los gestos y movimientos admirables de Molina en el podium, el concierto pasó de lo clásico a lo popular cuando la intérprete de Para quererte protagonizó el popurrí Homenaje a la canción romántica dominicana, con arreglos de Jorge Taveras.
Composiciones como Luna sobre el Jaragua, Como me besabas tú, Por amor, Dónde podré decirte que te quiero, Distancia y Olvidar, resultaron del agrado y el deleite de los presentes.
El merengue
Esta primera parte de la exquisita velada concluyó con otro medley, pero de merengue. Maridalia se lució con estos arreglos de Bienvenido Bustamante y composiciones de su abuelo Julio Alberto Hernández: Si tú no me quieres, Soñar, La batuta, Desiderio Arias y A las arandelas, entre otros que marcaron su despedida del escenario.
El final
Después de 20 minutos de receso, a las 9:50 de la noche continuó Mosaico sonoro de la dominicanidad con la Obertura-Fantasía en Si menor, de Romeo y Julieta (Tchaikosvky), una obra que representa la primera auténtica expresión del compositor ruso con más de 20 minutos de duración de contenido dramático y extraordinaria belleza, donde la Orquesta Sinfónica Nacional hace galas de su calidad musical.
Todos de pie
Y como lo mejor se deja para último, el público quedó extasiado con la ejecución y las expresiones corporales de José Antonio Molina en el famoso Bolero de Ravel, una pieza que comienza con redoblantes que va creciendo continuamente hasta el final cuando se produce un repentino cambio de tonalidad que desencadena la conclusión.
Justo a las 10:30 de la noche terminaron estas casi dos horas de virtuosismo y de ricas expresiones musicales encabezadas por Molina y Maridalia.
Las claves
1. La combinación
De lo clásico con lo popular, resultó atractiva para el público, aunque pudimos percibir algunos ronquidos, con todo y las emociones vividas durante la noche.
2. Maridalia Hernández
La cantante dominicana se ve bien en estos días, no tiene tantas libras como en meses atrás. Con su voz fuerte y nítida deleitó al público que la aplaudió toda la noche.
Zoom
La fiesta
Papa Molina
A la salida, el brindis en los jardines del Teatro Nacional tuvo la sorpresa de la Orquesta San José, bajo la dirección de Papa Molina, el padre de José Antonio. Los bailadores no se hicieron rogar con merengues tradicionales como El concierto de Aranjuez, Siña Juanica, Lágrimas negras, el bolero La media vuelta y el instrumental Por ahí María se va, entre otros clásicos.