Cincuenta y dos años después de ser inaugurado, el Palacio de Bellas Artes vuelve a mostrar todo su esplendor y magnificencia para deleite de las personas involucradas en las artes.
Para celebrar por lo alto la reinauguración del emblemático palacio, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), bajo la batuta del maestro José Antonio Molina, ofreció un magnífico concierto en el que interpretaron tres hermosas piezas de compositores dominicanos.
La velada fue presentada la noche del jueves pasado en la Sala Máximo Avilés Blonda. Contó con la asistencia del presidente Leonel Fernández, la primera dama, Margarita Cedeño de Fernández, funcionarios e invitados especiales.
El concierto comenzó a las 9:05 de la noche con la obertura Yaya, pieza que Molina -quien además es director principal invitado de la OSN- escribió en 1994 por encargo de la cantante Maridalia Hernández.
En Yaya -apodo cariñoso con el que Molina llama a Maridalia desde su época de estudiante en el Conservatorio Nacional de Música- el director plasma todo el dramatismo de la exquisita cantante. En ella son notorias las influencias del jazz, el bolero y el merengue, géneros en los que Maridalia ha podido sobresalir como intérprete.
Para la segunda pieza A la caída de la tarde (Preludio en modo mixolidio), de José Dolores Cerón, se pudo observar el estilo enérgico y vibrante que Molina aplica al dirigir la orquesta.
En esta obra, su compositor deja entrever su estado emocional al observar el ocaso.
El final. Con Tres imágenes folclóricas de Papa Molina, se clausuró el concierto a las 9:45 de la noche.
Esta es una verdadera oda a la cultura y un reconocimiento a Casandra Damirón, Tavito Vásquez y René Carrasco. La pieza se desarrolla en tres temas del folclor criollo: Los Congos de Villa Mella, La muerte de Mandé y el merengue Monte adentro.
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Malos tratos
Otra vez la seguridad
Previo al acto de reinauguración del Palacio de bellas Artes, los periodistas fueron maltratados por miembros de la seguridad del Presidente de la República. Se comentó que ellos estaban renuentes a permitir que los reporteros entraran a la Sala Máximo Avilés Blonda para cubrir el acto. También se dijo que hubo empujones a diestra y siniestra.