Monseñor  Arnaiz, vida plena en  sacerdocio

Monseñor  Arnaiz, vida plena en  sacerdocio

En ocasión de la celebración de los 85 años ayer  de nuestro querido Obispo Emérito S.E.R. Monseñor Francisco José Arnaiz,  los dominicanos nos  alegramos y agradecemos a Dios por el bello testimonio de uno de los principales colaboradores en la misión apostólica en nuestra tierra.

Servir al Evangelio, inspirar el renovarnos en el fervor, para que sea escuchada la llamada del Señor a su viña ha sido su gran pasión. En este año sacerdotal el júbilo es mayor, pues su testimonio de fidelidad y alegría en el sacerdocio invita a nuestros jóvenes seminaristas, e incluso a los que aún están discerniendo su llamada, a seguir el camino del servicio al pueblo de Dios en el ministerio del misterio.

Monseñor Francisco José Arnaiz, brillante, agudo en el análisis y sabio al comunicar, logra hacer llegar a la gente lo meditado, lo profundo, lo divino. Aún sin palabras. Con su sonrisa y acogida. Su gran don de gentes. Su humildad.

¡Qué no decir cuando usa la palabra! Somos testigos de su carisma y de su pluma. ¡Hasta de su chispeante sentido del humor!

Su gran capacidad de trabajo todavía excede a nuestro entendimiento.

Monseñor Francisco José Arnaiz nació en España y desde su juventud y durante los años de formación se dedicó a estudiar los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Cuando terminó su Doctorado en Teología (1959), fue destinado a La Habana como director de la Casa de Ejercicios, y al año siguiente, también Rector del Noviciado.

Estuvo corto tiempo en Cuba por los cambios políticos que se efectuaron en dicho país, por lo que vino a República Dominicana en diciembre de 1961, cuando tenía 36 años de edad.

La República Dominicana estrenaba su democracia y dado el interés emergente de lo político y social, la Viceprovincia Antillense de la Compañía de Jesús decidió integrar un equipo para trabajar en tres áreas: la universitaria, la sindical y la empresarial.

El Padre Arnaiz fue designado coordinador de ese trabajo, el cual lo puso en contacto con el Cardenal Beras, a quien informaba sobre lo que el grupo iba haciendo.

En el 1964, el Padre Arnaiz fue nombrado rector del Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino, al frente del cual estuvo once años y veinticuatro como profesor de Cristología, Mariología, Eclesiología, Tratado sobre la Trinidad y Escatología entre los que fueron sus alumnos ocho de nuestros obispos.

Su relación con el Cardenal Beras fue estrechándose cada vez más, llegando a ser su más cercano colaborador. Le ayudó en la preparación de homilías y discursos especiales, le acompañó en los primeros cinco Sínodos, al Consistorio en que fue creado Cardenal en mayo de 1976, y en esa condición a varios consistorios y a los dos cónclaves en que fueron elegidos Juan Pablo I y Juan Pablo II. También estuvo con el Cardenal Beras en sus viajes al exterior.

Su presencia en la Conferencia Episcopal data desde 1963, primero con la Presidencia del Cardenal Beras, seguidas por las de monseñor Flores, monseñor Polanco Brito y finalmente en la de S.E.R. Nicolás de Jesús López Rodríguez desde 1984 hasta hace pocos anos.

El 10 de noviembre de 1988 el Santo Padre lo nombró obispo auxiliar.

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Aportes

Su aporte a la bibliografía eclesiástica dominicana y de otro género es amplio, sus libros, su columna sabatina en el Listín Diario delatan su gran formación intelectual y sobre todo su fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia. Sin embargo, entre todas las actividades desempeñadas por monseñor Arnaiz en Santo Domingo, hay una que refleja su gran espiritualidad y sobre todo, la razón de su éxito apostólico: haberse mantenido por varias décadas como capellán del Hogar de Bebés Niño Jesús, dirigido por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. En una ocasión, quien esto escribe coincidió con varias de ellas en una eucaristía y  me dijeron sonrientes que en efecto, les ofrecía la Santa Misa.

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