Monseñor Rafael Bello Peguero encabezó anoche una misa oficiada ante las ceniza del escritor y músico Jacinto Gimberbard, quien falleció el 24 de mayo pasado en su residencia del Distrito Nacional a los 85 años de edad.
La ceremonia religiosa se llevó a cabo en la parroquia Nuestra Señora del Carmen, en la Ciudad Colonial, en presencia de amigos y familiares. Gimbernard fue el director ejecutivo de la Fundación Corripio.
“La muerte de Jacinto a todos nos ha entristecido”, expresó monseñor Bello Peguero, quien recordó sus vivencias infantiles cuando vivían en la Ciudad Colonial.
Refirió que Gimbernard tenía una virtud natural para la música que inspiraba a los demás, y contó que de niño, cuando pasaba por la calle Padre Billini esquina José Reyes, donde vivía la familia de Gimbernard, se paraba a oír a Jacinto tocar el violín.
Bello Peguero abogó porque en República Dominicana los gobiernos se enfoquen en la enseñanza de las artes musicales a todos los niveles.
“Violinista, escritor, dibujante, fotógrafo, diplomático, de pensamiento lúcido orientado como una rosa náutica a todas los meridianos del ser humano, tenía independientemente de sus conocimientos, una imaginación asombrosa y gran capacidad”, según Julio de Windt, en unas palabras que escribió y que leyó su esposa Edith Hernández.
Jacinto Gimbernard nació el 17 de septiembre de 1931 en Santo Domingo; se destacó como uno de los principales intelectuales de República Dominicana, al incursionar tanto en la música, como en la literatura.
Asistieron José Luis Corripio Estrada, presidente del Grupo Corripio y de la Fundación corripio; Pilar Albiac, Jorge Tena Reyes, José Alcántara Almánzar, Marianne Tolentino, Blanca Delgado, Francois Bahuaud, Ruth Herrera, Julio De Wind Margarita Auffant, Gonzalo Mejía, José Valenzuela.
Al final de la ceremonia el tenor Arístides Incháustegui invitó a los presentes a disfrutar de un concierto de cuatro piezas musicales en piano y violín que presentó hace varios años Gimbernard en París, Francia, junto a su esposa Miriam Ariza.