El 22 de enero debiera evocarse como el día que monseñor Agripino Núñez Collado ascendió a leyenda histórica. Ícono imperecedero de la democracia. Representación del trabajo sistemático, creativo y humilde que se transformó sin proponérselo, en un auténtico líder de la política, la academia y la religiosidad dominicana.
Quién como él para dejar embelesados, el infranqueable núcleo de “capitaleños ilustrados”. A esos sabelotodo de siempre. Aquellos que nunca imaginaron que una universidad cibaeña, donde rector, profesores y estudiantes hablaban con la “i”, despuntara en el olimpo de la innovación, investigación y excelencia académica.
En vida, nunca le expresé las gracias por haberme designado, junto a mi esposa, Mariana Moreno García, como profesores universitarios. Antes de iniciar la travesía por el cosmos socialista de los años 80, acumulamos en la PUCMM como estudiantes, ayudantes y jóvenes profesores, méritos académicos suficientes. Sin embargo, nuestros posteriores nombramientos sorprendieron a muchos.
Usted escogió para una universidad pontificia, a dos cuadros universales de la izquierda. Un creativo atrevimiento del monseñor de la democracia dominicana.
Nunca pudimos contárselo, pero con su apoyo hicimos un asombroso “crossover”. Antes de regresar a República Dominicana fuimos a un periplo por países africanos anticolonialistas. Luego de su designación académica, asistimos y representamos la PUCMM en la misma sede de las Naciones Unidas y en la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra, Suiza.
Con su apoyo, mi esposa fue la primera mujer decana de Ciencias de la Salud de PUCMM. En mi caso particular, por su consideración logré ser gerente de exitosos proyectos internacionales de desarrollo de esta universidad, que dejaron absortos a los incrédulos y resentidos de siempre.
Núñez Collado fue defensor activo del ambiente. Cautivó los mejores diseñadores mundiales de universidades para cimentar edificios académicos, laboratorios y centros de investigación que dialogan con la naturaleza. En 1964 inició arborizaciones, cuidados hidráulicos y ecológicos para transformar el campus universitario en el espacio más sostenible y verde de todas las universidades de América que conozco.
Impulsó investigaciones y proyectos sobre la cuenca del Yaque. Fundó el Centro de Estudios Urbanos y Regionales y colaboró activamente con la sostenibilidad del Plan Estratégico de Santiago (PES), siendo miembro de la Asociación para el Desarrollo.
Creó la biblioteca universitaria más avanzada del país y gestó varias museografías ambientales como el aljibe elevado en un territorio que asegura el consumo racional del agua. Fue radical en la higiene universitaria y la gestión de residuos. Él mismo se inclinaba a recoger papeles del piso.
Monseñor Núñez Collado, ahora que puedo contarlo, gracias por todo su apoyo. Eterna gratitud por su amplitud de miras.