Monstruos

Monstruos

En un país en que un grupo de seudosindicalistas es capaz de lanzar una bomba incendiaria contra un autobús lleno de trabajadoras, provocando graves lesiones permanentes a muchas de ellas, hay que tomarse muy en serio cualquier amenaza de choferes, de agredir vehículos aún estén ocupados por colegiales.

Es aquella agresión brutal de marzo pasado en Santo Domingo Este lo que nos obliga a manifestar nuestra alarma por las vías de hecho y amenazas denunciadas por monjas y profesoras del colegio católico San Rafael, de San Cristóbal, y reseñadas ayer en la página 4 de El Nacional.

Según esa denuncia, el colegio se ha visto obligado a suspender las giras culturales con sus estudiantes, debido a que el jueves de la semana pasada choferes secuestraron dos autobuses de Transporte La Cigua llenos de niños y se apersonaron al colegio para advertir a su directora, sor Isabel Maiz, que nadie en San Cristóbal puede viajar si no es en vehículos de la Federación Nacional de Transporte La Nueva Opción (FENATRANO).

– II –

Estos grupos disfrazados de sindicatos, para los cuales los fines justificarían los medios, han dado muestras de agresividad en otros momentos y circunstancias y nadie puede asegurar que no reincidirían en su conducta, aún fuera para agredir colegiales inocentes.

Esos grupos han demostrado reiteradamente que no sienten el mínimo respeto por la libertad y el derecho de los ciudadanos y las entidades para contratar los servicios de transporte que más les convengan.

Han dado muestras sobradas de su estilo cavernario para poner en marcha su voracidad en perjuicio de los usuarios del transporte público, a los que explotan con tarifas altas, rutas cortas y pésimo servicio.

Su bravuconería ha llegado hasta el extremo de desafiar la autoridad del Gobierno y tratar de imponer en las calles sus malvadas reglas.

¿Cómo dudar, entonces, que puedan ser capaces de cumplir su amenaza de atacar autobuses llenos de colegiales porque no utilizan sus pésimos servicios de transporte?

– III –

Las autoridades deberían asumir, sin necesidad de querella, la responsabilidad de investigar estas vías de hecho consistentes en el virtual secuestro de más de cien estudiantes del colegio San Rafael, de San Cristóbal, y las amenazas contra profesoras y religiosas.

No es posible que se deje pasar por alto una actitud como ésta, que no es más que la reafirmación de la vocación monstruosa de estos grupos disfrazados de sindicatos.

Debemos suponer que con el mismo valor que se retuvo dos autobuses llenos de estudiantes y se advirtió de manera amenazadora a la dirección del colegio de referencia, con ese mismo coraje los autores de estos actos asumirán las consecuencias si llegaran a materializar sus amenazas. Se trata de monstruos y merecen ser tratados como tales.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas