Montaña asturiana, un destino para desconectarse de la rutina

Montaña asturiana, un destino para desconectarse de la rutina

Las cimas asturianas son un refugio de paz y tranquilidad, lejos de las ciudades, pero, además, su gente, los asturianos, son conocidos por su gran hospitalidad y amabilidad. Y es que en esta tierra donde la naturalidad y cercanía de sus habitantes hacen sentirse como en casa, todavía quedan rincones por explorar, alejados de los puntos turísticos más masificados.

En familia, en pareja, en grupos de amigos o simplemente por el placer de practicar una jornada de turismo rural, en el centro de Asturias existen rutas para hacer a pie, o en bici, por senderos de impresionantes paisajes, pero también donde practicar piragüismo en pantanos perdidos, todo en un entorno natural único para muchos desconocido. Nuestra propuesta se dirige a la zona central de la región, rodeada de montaña, llena de rutas naturales para explorar.

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La Senda del Oso en el concejo de Proaza. Asturias. EFE/Alberto Morante

Siete paraísos verdes en la montaña asturiana

Pese a que no posee el clima soleado y caluroso del Mediterráneo, Asturias coronada en toda su anchura por el mar Cantábrico, llueve si, pero menos que en otras zonas del norte peninsular, lo que le permite gozar de una naturaleza exuberante, montañas majestuosas de la cordillera cantábrica, con valles eternamente verdes, rutas, caminos y veredas…. y lagos cristalinos, como los de Covadonga, dentro del Parque Nacional de los Picos de Europa, una verdadera joya ecológica. Por algo será que esta zona de Asturias fue una de las pioneras en el turismo rural de España.

El Parque Natural de Somiedo. Este lugar no solo presume de ser Parque Natural, sino de ser Reserva de la Biosfera. En plena cordillera Cantábrica, es un destino perfecto para salir de la rutina y vivir una escapada muy verde rodeada de lagos mas tranquilos que los archiconocidos de Covadonga.

El Valle del Lago es un pequeño paraíso verde con casas de piedra y techos de paja, a los que llaman teitos, desde donde hacer senderismo y llegar a los tres pequeños lagos de Saliencia.

En el occidente de Asturias, y conocida por sus navajas, Taramundi es mucho más que eso. Taramundi son montañas y riachuelos por todas partes, son senderos y caminos al más puro estilo rural, son casas de piedra y tejados de pizarra y, sobre todo, es verde, muy verde.

La Senda del Oso, la antigua ruta de un tren minero reconvertida en una Vía Verde en la que pueden encontrar numerosas especies animales y vegetales propias de la zona, como los osos pardos, ya conocidos por todos los visitantes. Se atraviesan túneles, desfiladeros, puentes, antiguos pueblos que esconden una gran historia… en definitiva es una senda hecha para disfrutar del camino con todos los sentidos. Hoy, uno de los lugares más visitados de Asturias, el destino perfecto para amantes del senderismo y de la bici.

Esta senda debe su actual éxito al pasado minero de los valles por los que transcurría la antigua vía férrea que transportaba el carbón y el hierro extraído de las minas entre 1900 y 1963, cuando el ferrocarril apagó sus locomotoras para comenzar a transportar el carbón por carretera con camiones, lo que supuso el abandono total de las vías y los puentes.

En 1995 el ferrocarril minero volvería a la vida dentro de la red de Vías Verdes para disfrute de peatones y ciclistas.

La Ruta de las Xanas, una de las rutas más conocidas de Asturias, y no es para menos. Este desfiladero abierto en la roca por el arroyo de Las Xanas es un espectáculo para la vista y para la cámara, donde podemos apreciar las estalactitas de antiguas cuevas abiertas en la caliza y que el río cortó dejándolas al descubierto. Una de las rutas de senderismo con las vistas más espectaculares ya que el sendero transcurre a través de un desfiladero al borde de la montaña.

Del hayedo de Montegrande a la Cascada del Xiblu, conforman la tercera mancha forestal más grande de Asturias y se encuentra en la comarca de Teverga, dentro del Parque de las Ubiñas-La Mesa.

Una ruta discurre por un camino ancho y cómodo que deja contemplar preciosos paisajes boscosos repletos de fauna y flora típica.

Bandujo. Pese a ser una de las grandes desconocidas, esta aldea a 11 kms de Proaza es para muchos uno de los lugares más mágicos de toda la región. Su localización y sus vistas a la montaña, su arquitectura medieval perfectamente conservada y el arraigo de sus tradiciones lo hacen un lugar de cuento. Bandujo, que hasta los años ochenta carecía de luz ni agua corriente, ni de acceso por carretera, está declarado Bien de Interés Cultural.

¿Y para descansar ? CieloAstur, un remanso de paz.

A solo media hora en coche desde Oviedo, llegamos a Linares de Proaza, una pequeña aldea asturiana, que forma parte del municipio de Proaza, un entorno natural a unos 730 metros de altitud, próximo al Parque Natural Las Ubiñas-La Mesa, alejado de los puntos más turísticos de la región, pero donde poder disfrutar de un turismo ecológico responsable, con el menor impacto medioambiental posible, como lema. “CieloAstur se presenta como un destino perfecto para pasar unos días de verano en el corazón de Asturias, donde el viajero puede desconectar y alejarte del ajetreo turístico al sumergirte en un oasis de tranquilidad, un auténtico complejo sostenible, donde lo rústico -o natural- convive con lo moderno, tener todas las comodidades, en armonía siempre con la naturaleza”, nos dicen responsables de CieloAstur.

Un conjunto de 12 originales villas, o ecovillas, independientes, de estilo nórdico y minimalista, equipadas con todas las comodidades pensadas para disfrutar de la naturaleza de una forma confortable y sostenible, gracias a sus modernas infraestructuras, y el empleo de energías renovables.

El empresario asturiano Casimiro García Fernández, fundador de CieloAstur es el creador, en 2020 (le pilló en plena pandemia- de esta manera de hacer turismo respetando, cuidando, -insiste siempre- el medio ambiente. Estos alojamientos han sido distinguido con las Cuatro Llaves, la máxima distinción en este tipo ecosostenible.

Su principal intención -nos dice- fue recuperar el trocito de tierra que heredó de sus abuelos en las cimas asturianas, y evitar que la aldea siguiera perdiendo más habitantes, como estaba ocurriendo, que apenas sumaron cinco vecinos, y acabar borrada del mapa. Y parece que lo ha conseguido. Ahora viven más de una decena.