UBI RIVAS
La Fundación para el Desarrollo de Montecristi escogió el 16 de junio último al reconocido médico y empresario montecristeño-santiaguense doctor Franz Joseph Thomén Lembcke como presidente.

El doctor Thomén, que desde antes de nacer tiene su vida económicamente resuelta por ambos progenitores, no un aventurero y paracaidista de nuevo cuño, es un visionario, no me atrevo a clasificarlo de soñador, aunque de ninguna manera puede, ni quiere, desprenderse de las magníficas partículas que tiene de gran romántico con el pueblo que le vio nacer, la Ciudad del Dromedario Dormido, en alusión a El Morro.

Franz Joseph, como le llamamos los que hemos sido sus amigos todo el tiempo, podría afirmarse que ama más a su solar nativo que muchos montecristeños residentes allí y otros tantos ausentes que nunca se recuerdan de su lar.

El ha cristalizado uno de sus sueños, la edificación del hostal San Fernando en las inmediaciones de El Morro, que hace tiempo debió urbanizarse a fondo para ir construyendo el Quinto Polo Turístico del país, hermoseando el entorno con residencias impresionantes y frondosa vegetación, porque todo quien construye foresta. ¿O deja su entorno pelado sin procurar sombra?.

Franz Joseph de inmediato asumió sus responsabilidades, anunció a los presentes y ausentes su firme propósito de proseguir con sus afanes tesoneros y admirables de conseguir cristalizar otro de sus grandes sueños que es la realidad del Quinto Polo Turístico dominicano.

Es un propósito con algunos grandes valladares y/o escollos, sabiendo el suscrito, conocedor del país y sobre todo de la Línea Noroeste, que conozco palmo a palmo cuando por más de cuatro décadas «peiné» todos los contornos en jornadas de procurar palomas cenizas, moradas y caquitos, tórtolas, guineas y yaguazas en todos los escondrijos y santuarios de aves de la zona.

Lo primero que tiene y debe de conseguir Franz Joseph es el saneamiento de Yaque del Norte que concluye su cauce altamente polucionado y tóxico a menos de dos kilómetros de la playa Juan de Bolaños, que también es menester limpiarla de las piedras de su lecho, y obtener los permisos condignos para edificar resorts a todo lo largo de la playa de bahía de Icaquitos, detrás de El Morro, de arenas doradas, con piedrecitas, no limpia, con un oleaje apropiado para surfing.

También lo propio con los caños de Estero Balsa, ideales para un ecoturismo soberbio, y obtener el desalojo de los que se apoderaron ilegalmente de las residencias de los ejecutivos de la colapsada Grenada Company en El Cerro de Manzanillo, donde inclusive este servidor vio un campo de golf y piscina y desde cuya altura se divisa toda la bahía de Manzanillo o Puerto Libertador hasta Punta Presidente, todo destruido y vandalizado por la gleba que todo lo corroe y oxida.

Franz Joseph tiene la templanza de ánimo más que sobrada para todo esto obtener, requiere imprescindiblemente de apoyo oficial, vale decir del Presidente de la República que instruya a Medio Ambiente, el abogado del Estado, el director del IAD, PROMIPYME, la guardia y la policía en últimas instancias, para que todo se concretice y no se frustre nada.

Sin el apoyo del presidente Leonel Fernández, ahora y el que le sustituya cuando los electores decidan, Franz Joseph nada obtendrá y por ese sendero debe encaminar sus pasos iniciales y obtener la respuesta que fuese, para saber por dónde tendrá que caminar luego.

Franz Joseph obtuvo con el presiente Hipólito Mejía la construcción del aeropuerto Osvaldo Virgil, que debió llamarse Manolo Tavárez, y un pequeño estadio de béisbol que se construya en Montecristi honrarlo con el nombre del primer dominicano que se matriculó en el béisbol rentado de Grandes Ligas de USA.

Franz Joseph, que tiene el tonto muy distante, sabe cuáles son los resortes y los atajos que debe mover y concretizar para que su sueño, que es el de todos los montecristeños, se torne en espléndida realidad, con los inconvenientes, problemas, dilaciones, mortificaciones de todas las grandes empresas, para cuyo reto no se arrendra nunca porque es un diestro y pertinaz luchador.