MONTECRISTI. Los residentes en esta provincia regresaron ayer a la normalidad al reanudarse las actividades del comercio, las industrias y la docencia en escuelas públicas.
Mientras, las autoridades comenzaron el recuento de daños a la agricultura, estimados cuantiosos, como efecto del paso de las tormentas Hanna y el huracán Ike.
La embestida a las siembras de cientos de tareas de arroz y banano, entre otros rubros, así como el deterioro de las calles y caminos vecinales se encuentran entre las secuelas de ambos fenómenos.
La muerte del pescador Armando Zapata, de 58 años, ahogado en el Mar Atlántico, al salir en una embarcación a pesar de la prohibición de la Comisión Provincial de Emergencia, fue la tragedia más lamentada en la provincia.
«Gracias a Dios, aquí no perdimos nada. Vinieron de la Defensa Civil y nos llevaron a otro lugar porque posiblemente esto se iba a inundar», manifestó María Vásquez, residente en el Albinar, en el municipio San Fernando.
Las autoridades de Montecristi también previnieron rápidamente en los barrios Los Solares de Palo Verde, Las Flores, Francisco Javier, Salomón Jorge y Loma Atravesada, entre otros, que con las lluvias resultaron afectados.
«Podemos decir que con todo el dispositivo de seguridad y las advertencias que hicimos junto a la Defensa Civil y los demás organismos de socorro, aquí pasamos la prueba», declaró el gobernador, Alejandro Toribio.
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Solidaridad
Miles de personas de barrios vulnerables que fueron desplazadas como medida de prevención, y que ayer retornaron a sus hogares luego del paso de la tormenta y el huracán que amenazaba con inundar sus viviendas, recibieron el apoyo del pueblo y de las autoridades. No fueron afectados los servicios de agua potable, salud, energía ni telecomunicaciones.