San Fernando de Montecristi. No solo el penetrante olor a orégano que aromatiza sus campos y montañas -y que se dice da un sabor particular a sus chivos liniero- caracteriza esta provincia de la línea noroeste, sino también el orgullo y entusiasmo de sus pobladores, quienes exaltan constantemente cada elemento que la compone.

Realmente es una provincia rica en tesoros naturales, historias y leyendas de sus lugareños, dignos de experimentar y apreciar.

Su gastronomía, igualmente deliciosa, se basa en productos de mar, y su gente es muy emprendedora, capaz de promover su provincia al través de lo que tienen y producen.

Motivados por su interés de mostrar toda la belleza de Montecristi, sus cayos empinados en las costas, sus reservas de flora, fauna e industrias artesanales creadas por los mismos pobladores, visitamos esta legendaria provincia de candente clima junto a directivos del Consorcio Dominicano de Competitividad Turística (CDCT), del Clúster y representantes de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que auspicia allí el desarrollo de un turismo sostenible.

¿Qué ver -y qué vimos- en el “City Tour”? Un grupo de periodistas guiados por Teresa Reynoso, directora del Programa USAID-CDCT, y Yubelkys Mejía, de la agencia Nexos, fue recibido en Montecristi por la arquitecta Francis Santana, encargada del diseño arquitectónico de adecuación de senderos y espacios de la provincia. Juntos recorrimos, durante dos días, los lugares más emblemáticos de allí: el atracadero de Montecristi, desde donde se observa la protuberancia rocosa del Morro, el histórico Parque Manolo Tavárez Justo y el parque Duarte o del Reloj de Montecristi.

También fuimos a la legendaria casona de 1895 “Villa Doña Emilia”, al Museo José Martí -Máximo Gómez, donde se conserva gran parte de la vida y trayectoria de ambos héroes, el aeropuerto Osvaldo Vigil, gloria del béisbol dominicano con renombre internacional, e hicimos un recorrido en bote por la Islita Pablito y por los manglares “Caños de Montecristi, guiados por Soraya Santos, de Soraya Tours, en la que fue una significativa experiencia.