Montevideanos y canarios

Montevideanos y canarios

DIÓGENES VALDEZ
Hace algún tiempo escuché a un reconocido declamador (a don Carlos Lebrón Saviñón, q.e.p.d.) disertar sobre los patronímicos, y exponía que se debía utilizar siempre el  mismo método para construirlos. Sin embargo la realidad mostraba una faceta distinta. En nuestro concepto, lo raro no está en que a los habitantes de Río de Janeiro se les llame «cariocas», ni que a los nacidos en la capital egipcia se les denomine «cairotas».

Paradójicamente hay una relación eufónica entre estos dos patronímicos. Hay ejemplos que rompen con el esquema tradicional de la construcción de un patronímico y el caso que más nos ha llamado la atención, por haberlo conocido directamente, es el de los uruguayos. Allá solamente hay «montevideanos» y «canarios».

Para casi todo el mundo, los «canarios» son los ciudadanos nacidos en las islas Canarias. En Uruguay, los «canarios» son los nacidos en el departamento de Canelones. Pero a los nacidos en Paysandú se le llama «canarios de Paiysandú. Asimismo los Fray Bentós son «canarios de Fray Bentós». Hay «canarios de Nueva Palmira», de Rivera, de Salta, Rocha, Treinta y tres, etc. Unicamente se excluyen de la calificación a los nativos de Montevideo y a los de Canelones. A los primeros, naturalmente, como se señala en la obra homónima de Mario Benedetti, se les llama «montevideanos», a los segundos simplemente les basta decir que son canarios, para que se entienda que nacieron en Canelones.

Tenemos el caso interesante de Uruguay, en donde patronímicamente solo existen dos tipos de ciudadanos: montevideanos y canarios.

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