@mor en la red

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-Hola ¿cómo estás?
-Yo bien, ¿y tú?
-Bien
-¿De dónde eres?

Así comienza la historia de tantas personas que acuden a los “Chat” en busca de nuevas experiencias. Estos sitios, muy a la moda, han propiciado que los lazos de amistad y amor se expandan a lo largo de todo el universo. El Internet se ha convertido en una puerta abierta a un mundo lleno de sorpresas, de intercambios de culturas e ideologías. Millones de personas alrededor del mundo dedican horas de su tiempo a dialogar y compartir vivencias desde diferentes puntos del planeta.

Nuestras páginas recogen en esta edición la historia de Francis Cabreja y Ruth Freites, dos jóvenes dominicanos que, como muchos, buscaban en la «Red» a alguien para hablar y entablar una relación.

El, temeroso y desconfiado de estos concurridos «Site» no creía que fuera capaz de encontrar a alguien con quien pudiera compartir. Nos cuenta que un día decidió publicar su fotografía, y crear un perfil especificando lo que buscaba. Habilitó una cuenta de correo electrónico en la que podía recibir mensajes de las personas interesadas y entre tantas encontró a quien es hoy, su compañera, Ruth.

Francis y Ruth llevan ya dos años de noviazgo y todavía reviven las historias de cómo se conocieron.

Ruth reflejaba pureza en su mirada, su fotografía logró captar toda mi atención, pero yo tenía mis dudas. Uno nunca sabe con lo que se va a encontrar, no tienes certeza que la imagen que ves corresponde a la persona que realmente es, pero su mirada me tenía cautivo, nos confiesa Francis.

“Muchas fueron las historias inventadas al principio, fui creando un mundo de historietas en torno a mi persona, no confiaba en todo lo que iba pasando, seguía con la inseguridad típica del novato, el incrédulo cibernético que apostaba que las formas no convencionales de enamorarse siempre son un fracaso”, nos comenta.

Para ella, yo vivía fuera del país. Comúnmente nos pedíamos informaciones que revelaran un poco la personalidad, fotografías que mostraran nuestros verdaderos rostros, puntualizó. Pero lo que no sabían ambos era que desde el principio habían mostrado su verdadera identidad.

“Medir la honestidad, la credibilidad y sentir el valor que encierran, era una tarea que se hacía difícil”,señala Ruth.

“Llegó el momento en que nuestros números telefónicos se intercambiaron, después de mucho tiempo, pero aun tenía temor al contestar cuando llamaba”,explica.

En cualquier momento la joven pareja cruzarían las miradas que por tanto tiempo habían esquivado y que sólo mantenían a través de las pantallas del computador.

Entre risas, comentaban sobre aquel lugar donde finalmente se conocerían personalmente. Una estación de gasolina fue la testigo de lo que tanto habían deseado. El no quería encontrarla en un restaurante todos engalanados, perfumados, con sus mejores trajes. Prefería que se mostrasen tal cuales eran, sin máscaras ni escondrijos.

Hoy, después de estos dos años de intenso romance, en los que con frecuencia la oficina de ella se perfumaba con la fragancia de las flores que él enviaba, se encuentran en preparativos para el matrimonio. Ambos aseguran la presencia de Dios en sus vidas, ven su relación como obra divina y buscan fortalecerla bajo el diálogo, el respeto, la comprensión y el cuidado mutuo. Principios que los llevarán, sin lugar a dudas, a una vida llena de felicidad.

Poema dedicado a Ruth
por Francis en su romance

Miro en el espejo de tus ojos y sólo

encuentro amor, mis caminos encontraron tu cuerpo, y mis labios fueron

directos a conocer

tu boca, tu voz me sonó a música divina

Y caí en tu amor.

Mientras el mundo sean tus ojos

Estaré sujetando tus deseos

Mientras tu placer sea mi alegría

Estaré debajo de tus sueños

Mientras tu amor me pertenezca

Estaré aquí regalándote mi vida.

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