Las afecciones respiratorias, ronqueras, tuberculosis y otros males afectan a moradores de las comunidades de los alrededores del vertedero de Duquesa, cuya población padece no solo el humo de los incendios, sino además del polvo y el hedor de los lixiviados que corren en cañadas y de los que dejan los camiones en su recorrido por las calles.
Danny Altagracia, de 49 años, quien reside en la calle principal de la comunidad de Duquesa, estuvo interna con graves problemas respiratorios en el hospital Padre Billini desde el lunes, cuando se inició el fuego.
Narró que fue trasladada al hospital Francisco Moscoso Puello, pero como no había camas la enviaron a su hogar, aunque debe ir cada día al centro.
Expresó que como consecuencia del humo ha estado a punto de sufrir un paro respiratorio y con los medicamentos expide un líquido negro, mientras sufre de deshidratación.
De su lado, Pamela Rodríguez, con 23 años y embarazada, expresó que los últimos días no ha podido pararse de la cama, debido a problemas para respirar y una gripe que no cede.
Asimismo, la niña Esmeralda Santana, de apenas siete meses, hija de Altagracia Santana, padece de graves problemas respiratorios, a tal punto que fue necesario sacarla rápido para el hospital y desde entonces hay que nebulizarla.
En la comunidad de Duquesa, justo al frente de donde se produjo el fuego, no cuentan ni siquiera con un dispensario médico, aunque una construcción para esos fines lleva 5 años paralizada sin explicación.
Esperanza Núñez, de la junta de vecinos Los Casabes, expresa que para el Gobierno quienes habitan en Duquesa, Los Casabes, Jacagua, Arroyo Norte, Barrio Nuevo, 25 de Febrero, La Jina, entre otros, son “basura” como las que tiran los camiones al vertedero.
Deplora que a pesar de la situación de salud que padecen, al parecer para el Ministerio de Salud Pública, el de Medio Ambiente y el propio Danilo Medina no existen o son confundidos con la basura que llevan al vertedero.
No recuerda una acción preventiva de Salud Pública y Medio Ambiente que no fuera un operativo hace más de un año en el que participó el Ayuntamiento de Santo Domingo Norte, el Ministerio de Obras Públicas y otras instituciones, como si la comunidad solo necesita de un día de atención de las autoridades.
“Aquí la gente se está muriendo de hambre, hay familias que se levantan, no encuentran nada para comer en el día y se acuestan de nuevo a la buena de Dios”, precisó Núñez.
A eso agrega los abundantes males respiratorios y tuberculosis, por lo que a cada momento hay que llamar al sistema 9-1-1 para salir con algún niño o anciano hacia el hospital porque cayó repentinamente.
Sostiene que en ocasiones cuando visitan a una persona y preguntan por ella la respuesta es que amaneció en el hospital Ney Arias Lora.

Aunque todavía ayer seguía saliendo humo del vertedero, el administrador del basurero, Francisco Flores Chang, informó que ya el siniestro había sido controlado.