Todavía ayer no se había tomado ninguna medida a favor de más de 20 familias del barrio Jarro Sucio, de Guachupita, donde ocho personas murieron sepultadas por el deslizamiento de una roca que destruyó cinco casas.
En el derrumbe murieron Carlita Marcelina Féliz, de 32 años y sus seis hijos: Esteban de 11 meses; Francisco de 3 años; Roberto de 8; Manuel de 10; jefry de 11, y Bienvenida, de 15 años, también su vecina Carlita Martínez, discapacitada de 42 años.
Ni siquiera la casa de Anadina Rosario, de 73 años, que está a punto de desplomarse, ha tenido respuesta concreta.
El síndico del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, informó que los los damnificados serán reubicados.
Dijo que el ayuntamiento y el Instituto Nacional de la Vivienda (INVI) alquilarán viviendas para alojarlos temporalmente, mientras se construyen las nuevas.
Idalia Arias, una de las residentes del barrio, informó que ahora el ayuntamiento quiere que los afectados alquilen las casas, lo que considera una burla, ya que no cuentan con qué caerse muertas.
Felicia Arias, quien estuvo a punto de quedar sepultada la madrugada del pasado miércoles, cuando ocurrió la tragedia en Guachupita, narró que está viva por el gran poder de Dios.
Consideró imposible que las autoridades pretendan que sean los afectados quienes busquen las viviendas para alquilarlas, ya que para ello tienen que disponer del dinero para pagar los depósitos.