SANTIAGO. Residentes  en La Cañada del Diablo, Arroyo de Gurabo, Cerros de San Rafael, Los Martines  y otros sectores temen quedar sepultados por los derrumbes que se han incrementado  y que ponen al borde del colapso sus casas. Denuncian que han sido olvidados por las autoridades y que están cansados de promesas.

Es el caso de Marianela Sánchez, residente en el barrio San José La Mina, quien junto a su esposo, cuatro hijos y un nieto, observa como en casa sus paredes se entierran cada vez más, producto de la humedad que ha saturado el suelo.

A pocos metros de los derrumbes, la carretera Mamá Tingó ya no tiene aceras, y aunque su estado de deterioro representa un peligro, Obras Públicas no ha puesto señales de precaución. En los linderos de la vía,  varios negocios han colapsado de manera parcial, pero solo algunos dueños abandonan el lugar.

El presidente de la junta de vecinos del  sector, Francisco Consuegra, expresó que han enviado cartas  al presidente de la República, al Despacho de la Primera Dama, a la Gobernación, al Fondo Patrimonial de las Empresas Reformadas, a Interior y Policía y al ayuntamiento.

En Los Guandules, donde continuan  las lluvias, hay incertidumbre y temor.

Francisco Arias, subdirector  de la Defensa Civil, demandó de esas comunidades “estar alertas y ser los protagonistas de su propia seguridad, y no esperar la visita de los organismos de socorro”. 

En esos y otros  barrios vulnerables no ha habido evacuaciones.