POR LEONORA RAMÍREZ S.
El apoyo a los sectores pobres, y la capacitación de los promotores sociales que laboran en la Dirección General de Desarrollo de la Comunidad (DGDC), son los principales focos de trabajo de Luis Acosta Moreta en su rol de director de la citada institución.

Con los RD$92 millones anuales que recibe la DGDC quizás la intención de Acosta Moreta roce la frontera de la ilusión. Sin embargo, él espera que el gobierno le asigne un presupuesto de aproximadamente RD$500 millones para enfrentar las múltiples caras de la pobreza.

Una de esas se encuentra en Los Guandules, un barrio del Distrito Nacional que tiene a sus espaldas la ribera del río Ozama, y en su corazón las garras de la delincuencia.

Allí se estrena la gestión de Acosta Moreta con la construcción de tomas de agua, en una primera etapa, y posteriormente la instalación de un centro comunal para impartir cursos de electricidad, albañilería, ebanistería, entre otros cursos técnicos.

«Yo pienso que una de las formas de prevenir la delincuencia en esos barrios es ofreciéndole oportunidades a los jóvenes, sobre todo en Los Guandules donde en una calle hay hasta 20 puntos de venta de drogas».

«Aunque los recursos que recibimos son pocos, se pueden hacer obras importantes porque lo que vale es la voluntad política. Pero si el gobierno nos respalda como esperamos vamos a sentar precedentes en la dinámica del trabajo comunitario».

EL APOYO A LOS PROMOTORES

Acosta Moreta cree que la pobreza se combate yendo a su epicentro, no elaborando teorías desde una confortable oficina.

«Yo sé de pobreza más que todos los sociólogos, porque yo tengo 20 años involucrado con la marginalidad y el hacinamiento».

En el barrio, dice, se vive de realidades, y la gente quiere que soluciones prácticas, factibles.

Para minimizar los efectos de la pobreza él cuenta con los promotores, a los que sí hay que ofrecerles asistencia teórica para trabajar con comunidades carenciadas.

«Tenemos necesariamente que adiestrarlos para que ayuden a mejorar las condiciones de vida de las familias de escasos recursos, que viven tanto en los barrios marginados como en las zonas rurales».

«Con ellos vamos a trabajar en el restablecimiento del huerto en las escuelas, y en el desarrollo del cultivo hidropónico en las zonas urbanas», refirió.

Esos multiplicadores del desarrollo, como los define Acosta Moreta, trabajarán coordinadamente con los síndicos de los distintos municipios del país, mediante acciones directas que combatan la pobreza y la delincuencia.

EN LAS PROVINCIAS

En las provincias la DGDC trazará el mismo plan de desarrollo: el acompañamiento a las comunidades en la solución de sus problemas cotidianos.

La acción ya comenzó en las regiones Este y Nordeste, donde en septiembre el huracán Jeanne destruyó viviendas, plantaciones agrícolas y vías de comunicación.

En Santiago, en el barrio Los Ciruelitos, inauguraron recientemente un centro comunal y una iglesia.

Los planes, en la región Sur, apuntan hacia la construcción de un centro comunal como el que existe en Yamasá, donde se imparten diversas carreras técnicas.

«Porque la forma más rápida de combatir la pobreza es con la educación, pero una educación adecuada a la realidad de las personas porque la gente necesita producir para subsistir».

«En Yamasá hay también producción pecuaria y avícola, y ese mismo modelo queremos instalar uno en Las Matas de Farfán, para que sirva de modelo para la zona».

Acosta Moreta tiene muchas iniciativas en carpeta, otras que llegan sobre la marcha, mediante la inspección por las zonas depauperadas, cree que se puede hacer mucho con la ayuda del gobierno para mejorar la vida de los pobres».