El responsable de la EFIC (siglas en inglés de European Pain Federation) ha visitado España con motivo de la celebración del primer examen para la obtención del Diploma en Medicina del Dolor, cuya realización ha gestionado la Sociedad Española del Dolor y que permitirá que muchos profesionales españoles estén entre los primeros diplomados.
¿Qué es el dolor?
Es una experiencia biosicosocial, con factores tanto biológicos, físicos como psicológicos que son el resultado del dolor absoluto que registra el cerebro.
En alguna ocasión usted ha dicho que la comunidad médica tiene que aceptar que, en general, maneja mal el dolor.
¿Cuáles son los motivos?
La falta de entendimiento de los mecanismos y la falta de conocimiento de los tratamientos disponibles para tratar los diferentes tipos de dolor. En ocasiones, también por contar con recursos escasos.
A día de hoy, ¿existen tratamientos efectivos para paliar cualquier tipo de dolor?. ¿Hacia donde se dirigen las investigaciones?
No se pueden curar todos los dolores, pero mucha gente puede ser ayudada haciendo uso de la gama completa de tratamientos que existen.
Los distintos tipos de dolor tienen diferentes tratamientos que son efectivos. Las investigaciones tienden a mejorar el diagnóstico, pero un doctor bien formado será capaz de evaluar y diagnosticar la mayor parte de las causas.
¿Hay unos dolores que socialmente se entienden mejor que otros?. ¿Cómo se podría ayudar a los pacientes a luchar contra la incomprensión?
El dolor agudo o el neuropático son más fáciles de entender que el crónico.
A la incomprensión podrían ayudar mucho las asociaciones de pacientes, que pueden insistir en que su voz se escuche. Una de nuestras principales reivindicaciones es “No sufras en silencio”.
Lo que cuesta el dolor
¿Cuáles son las cifras del dolor?
Cien millones de personas en Europa sufren dolor crónico y alrededor de 12 millones en España. El dolor crónico de espalda es muy común y, a veces, tan doloroso que inhabilita al que lo sufre.
El 6 % de la población tiene dolor neuropático y otra parte es consecuencia de padecer algún tipo de cáncer.
¿Cree que el dolor debería ser considerado como una enfermedad con entidad propia y no como un síntoma de otra patología?
Sin duda.
¿Qué coste tiene el dolor, desde el punto de vista económico y emocional?
Aunque no se tienen datos concretos, se estima en 50 billones de euros anuales en toda Europa, solo en términos de desempleo. Además, provoca un coste oculto: una persona que sufre dolor crónico no trabaja con la misma efectividad.
El coste del dolor es “obsceno”. Es muchísimo mayor que el gasto en los medicamentos que se utilizan para paliarlo. Cuando los políticos dicen ‘gastamos mucho en tratamientos para el dolor‘, yo les digo: ‘sí, pero gastáis cien veces más al no tener políticas adecuadas’.
En España se gastan 17 millones de euros al año en tratamientos y el coste del dolor es de 1.700 millones.
¿Cuánto se podría ahorrar si se abordara en las políticas de salud pública?
Se podrían ahorrar miles de millones de euros si el dolor estuviese bien gestionado.
El otro día hablamos con un hombre cuya mujer estaba muriendo de cáncer en un hospital holandés muy bueno con unos dolores insoportables. Creemos que existe un problema de comunicación entre los departamentos médicos. En este caso, el oncólogo no tenía una comunicación clara y directa con la unidad del dolor y si hubiesen estado conectados, el dolor de esa mujer podría disminuir significativamente en tan solo una semana.
Creo que nuestro examen para obtener el Diploma que va destinado a cualquier especialidad servirá para que los médicos aprendan a tratar el dolor, sea cual sea la enfermedad del paciente, y puede ayudar a mejorar los datos.
Recientemente en España el Congreso de los Diputados ha dado el visto bueno a la tramitación de una ley de muerte digna. A su juicio, ¿qué debería contemplar una norma de estas características?
No conozco los detalles, además es un tema complejo.
¿Deberían ser los cuidados paliativos una prioridad en las agendas políticas y la opción más humana para garantizar la dignidad de los pacientes en el proceso final de su vida?
Sin duda. Y sabemos por nuestro estudio de Impacto Social del Dolor que en España se realiza un trabajo fantástico en este campo.