A casi medio siglo del asesinato de Maximiliano Gómez (El Moreno) y de Miriam Pinedo en Bruselas, el trágico suceso sigue cubierto por el misterio, al grado de que se manejan al menos ocho posibles hipótesis sobre quienes estuvieron detrás del doble crimen, sin descartarse la mano de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA).
Así lo hace constar en su novela “Morir en Bruselas” el escritor dominicano Pablo Gómez Borbón, que ha residido en Europa en estos últimos 20 años y que tuvo acceso a diversas fuentes investigando el hecho ocurrido en un apartamento de Bruselas, Bélgica, un 23 de mayo de 1971, donde residían El Moreno y Pinedo.
“Ciertamente se trató de un caso muy complejo y que ha estado envuelto en muchas brumas, yo he logrado penetrar o introducirme en esas brumas, pero lamentablemente estas no han sido completamente despejadas, a pesar de que yo diría que estamos hoy más cerca que nunca de saber lo que pasó allí”, dice Gómez Borbón en una entrevista desde su residencia en Bruselas al programa Propuesta de la Noche que se transmite por Digital 15.
Maximiliano Gómez (El Moreno) había salido del país en marzo de 1970 entre un grupo de 20 presos políticos canjeados por la liberación del coronel Donald J. Crowley, agregado militar de la embajada de los Estados Unidos, secuestrado por un comando armado en las proximidades del hotel El Embajador.
El grupo viajó a México y posteriormente a Cuba, país que se ofreció para darle asilo, pero debido a divergencias suscitadas con el grupo del coronel Francisco Alberto Caamaño Deño, que para entonces se entrenaba en la isla socialista, decidió viajar a Europa, concretamente a París, Francia, a mediados de 1970, dice Gómez Borbón.
Ese primer grupo que llega a Paris estuvo encabezado por El Moreno y lo integraban Manolo Plata, Clodomiro Gautreaux y Winston Vargas Valdez (Platón). Luego, en agosto de 1970, llega a Paris Miriam Pinedo, tras la muerte de su esposo Otto Morales a manos de la policía en un hecho ocurrido en la capital dominicana, recuerda.
La noche antes al atentado de Bruselas, el grupo de exiliados dominicanos había tenido intensas reuniones para abordar varios temas, entre ellos “el caso de Miriam Pinedo”, ciertas desviaciones liberales que estaba teniendo el grupo y asignarle guardaespaldas a El Moreno, a quien José Francisco Peña Gómez había advertido de planes criminales en su contra, supuestamente fraguados por la CIA norteamericana.
Un día después, un 23 de mayo de 1971, El Moreno y Miriam Pinedo fueron encontrados inconscientes envenenados por monóxido de carbono (no por Gas Propano) en el interior del apartamento que compartían por cuatro de sus compañeros. Son trasladados a un centro de salud, El Moreno muere en el trayecto, pero Pinedo “sobrevive milagrosamente, aunque queda en un estado prácticamente de coma”.
Gómez Borbón recuerda que Pinedo fue mantenida interna durante seis meses, pero al ser dada de alta es secuestrada y mantenida en cautiverio por otros seis meses, hasta que finalmente, un 11 de diciembre de 1971 es asesinada y su cuerpo descuartizado, incluso decapitada, aparece en el interior de dos maletas lanzadas en calles de Bruselas.
“En mi libro quiero hacer justicia a esta pobre mujer que dejo cuatro hijos huérfanos y que vino a Bruselas en la más absoluta miseria, sin hablar francés, sin tener un trabajo, ella fue ayudada por los servicios sociales del gobierno Belga, estuvo interna en una clínica por su frágil estado psicológico, entonces yo entiendo que al mismo tiempo de hacer el recuento de la muerte de Maximiliano Gómez también es menester recordar a Miriam Pinedo que en mi humilde opinión sería un símbolo tan importante, tan representativo de la violencia contra la mujer, como las Hermanas Mirabal”, comenta Gómez Borbón.
Entre las ocho versiones que maneja en su obra sobre estos asesinatos, Gómez Borbón descarta que se tratara de una muerte accidental como estableció originalmente la policía belga, pero señala que entre las restantes siete restantes hipótesis sobresalen las acusaciones reciprocas “que los izquierdistas dominicanos se hacen”.
En este orden señala que la “gran tragedia de la izquierda dominicana fue la desunión que existió entre ellos, fue también el combate y el choque de egos en los cuales, y creo que esto nadie lo sabe en el país, Máximo López Molina acusó de la muerte de Maximiliano Gómez a Héctor Aristy y, a su vez, Héctor Aristy acusó de lo mismo Máximo López Molina”. “Esto es un ejemplo de la división de la izquierda, pero también del velo de misterio que rodea la muerte de Maximiliano Gómez”, apunta.
“En cuanto a la presencia de la CIA, debo decirte que yo al principio de mi investigación yo detecto -y no soy dado a seguir rumores ni teorías de la conspiración- yo encontré evidencias de que en efecto la CIA estuvo presente, estuvo vigilando a Maximiliano Gómez y estuvo muy cerca porque en una reunión que tuvo lugar en París con otros revolucionarios, hay un documento de la CIA que ha sido desclasificado que coincide plenamente con lo que yo he encontrado con otras fuentes”, revela.
Pero afirma que no solo la CIA pudo estar implicada, sino otras agencias de inteligencia, citando el caso de un experto francés en espionaje soviético que conoció de la muerte de Miriam Pinedo antes que la policía belga.
“En resumen puedo decirte que la presencia de servicios de inteligencia va amucho más allá de la presencia de la CIA, y estamos verdaderamente en una partida de ajedrez geopolítico donde se hablaba que esta partida que no era entre dos jugadores, sino entre muchos dada la importancia política del Caribe y particularmente de nuestro país”, dice Gómez Borbón, recordando la lucha que se daba entre Oriente y Occidente, pero particularmente entre China y la Unión Soviética, pasando por el interés de Cuba de ejercer su influencia en la región.
Hay que recordar, reflexiona Gómez Borbón, que la muerte de El Moreno y Miriam Pinedo se da en el contexto de la guerra fría y constate que lo de la CIA no es una teoría de la conspiración y que la presencia, repito, de inteligencia de servicios secretos diversos fue más allá de la CIA”.