La historia de los movimientos sociales en el país muestra una gran diversidad de expresiones organizativas y espontáneas de búsqueda de espacio y de atención a las principales demandas sociales de las comunidades.

En las diferentes etapas encontramos distintos actores que lideraron estos movimientos desde jóvenes, gremios, organizaciones comunitarias y espacios de coordinación que articularon a todos los sectores, como ocurrió en los años 90.

Desde décadas atrás las comunidades se han mantenido organizándose desde el micro-territorio y aportando a la búsqueda de respuesta a problemas sociales. Esto se muestra en la construcción  y reparación de escuelas no asumidas por el Estado, y pagos a maestros y maestras con varios años sin nombramiento. Igualmente en la construcción de acueductos, conexiones eléctricas y redes de solidaridad.

Estos aportes son invisibles para la opinión pública a pesar de estar presentes en la cotidianidad de cientos de comunidades rurales y urbanas.

Junto a estos procesos organizativos encontramos las movilizaciones sociales en las distintas localidades que están en continuo incremento. Cada vez más las comunidades se han dado cuenta de que solo con presión social se logra que las autoridades gubernamentales asuman su rol y muchas veces se hacen indiferentes, sordos y mudos.

En los últimos dos años se han generado movilizaciones sociales con otras demandas no vinculadas a necesidades básicas sino a la defensa de derechos, sobre todo derecho a la vida.

Las movilizaciones alrededor del tema de Los Haitises tienen como sustrato la defensa del derecho a la vida, el sostenimiento de sistemas ecológicos que garanticen la permanencia de la vida en nuestra isla a través de la preservación de las fuentes de agua. Estas movilizaciones generadas desde la población joven, estratos medios y comunidades muestran un crecimiento de cierta conciencia de derechos.

En la actualidad la defensa del derecho a la vida de las mujeres es una lucha que une a una gran parte de las organizaciones sociales, comunitarias y gremiales que eran indiferentes a los temas de género y que no lo veían como prioridad.

Estos procesos de articulación entre organizaciones y sectores diversos se convierten en una plataforma importante para el ejercicio ciudadano. La defensa de derechos a través de las movilizaciones generan empoderamiento social y aporta a la creación de conciencia ciudadana. Junto a este panorama hay todavía una gran agenda de escenarios pendientes en la defensa de los derechos de grupos vulnerables y de respeto a la diversidad en opciones sexuales, étnica (casos dominico-haitianos y racismo) y de lucha contra la violencia social (intercambios de disparos y linchamientos).