Mucho circo y poco pan

Mucho circo y poco pan

La antigua Roma fue el escenario donde se hizo más popular o clásica la frase de Juvenal “Pan y Circo” describiendo la forma en que los gobernantes de esa época, en especial Julio César,  mantenían al pueblo alejado de las actividades políticas y/o rebeliones regalándole trigo y entradas para los juegos circenses. La práctica fue exitosa durante mucho tiempo, pero no pudo evitar que finalmente desapareciera el Imperio Romano, debilitado, entre otras cosas, por sus conflictos domésticos.

Lo que explica el desgaste de la estrategia “pan y circo” es el fenómeno que me permito bautizar como “el retorno” que, probablemente, guardando las distancias en épocas históricas y circunstancias materiales, también se produjo en la antigua Roma.

Al circo pre electoral instalado por el partido de gobierno con el propósito de continuar en el poder y que consiste fundamentalmente en promover actividades recreativas multitudinarias, inaugurar obras al vapor, mercadeo y ampliación del programa con la tarjeta “solidaridad” y novelas sobre “valores” dentro de una bochornosa y galopante corrupción, sigue un “retorno” frustratorio cuando las muchedumbres regresan a sus hogares encontrando la misma dura realidad de apagones inmisericordes, igual o peor condición de miseria (agravada momentáneamente por los gastos en pasajes) y es cuando quisieran cambiar las tarjetitas de caridad gubernamental y los eventos humillantes con distribución de “funditas” o regalos,  por oportunidades de  trabajo o empleos para ganarse con dignidad y decoro el pan que alimente sus familias, disponiendo de recursos generados por su esfuerzo laboral para la educación a sus hijos.

La conclusión de las muchedumbres, aun con un grado escaso de instrucción, es que realmente se necesita más pan y menos circo.  

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