Mucho gobierno y poco Estado

Mucho gobierno y poco Estado

Algunos analistas y políticos dicen que, a veces, la solidez de determinados sistemas políticos se basa en un fuerte sistema de partidos que medran y se alimentan de la elefantiasis de los gobiernos, una enfermedad que se manifiesta como una grave debilidad del Estado.

Las direcciones de los partidos, en sociedades de acusada debilidad de las instituciones, como es caso dominicano, favorecen una estructura del gobierno ampliamente extendida para mantener a su membresía inserta en los más oscuros e inútiles rincones de las oficinas gubernamentales.

Mientras más sólido es el sistema de partidos, en estos casos, mayor es la presencia de éstos en todas las esferas de la administración pública y por lo tanto, mayor es su control del tren gubernamental, produciéndose de ese modo un debilitamiento de la presencia de funcionarios estatales independientes, que es la base de una verdadera burocracia estatal.

De ese modo, la burocracia que se supone debe ser esencialmente estatal, en realidad se constituye en un cuerpo de funcionarios, mientras más extendido mejor, cuya lealtad es básicamente sólo vinculante al partido gobernante y al sistema de alianza que este establece para acceder al poder.

Es este el fenómeno que se está produciendo en este país, y por lo cual podemos afirmar que tendemos a tener mucho gobierno y poco Estado, que se acentúa el anómalo sistema de partido/Estado, como ocurre en los sistemas de partido único donde el Estado en tanto institución permanente, está subordinado a la temporalidad del gobierno.

En tal sentido, el agravamiento de los problemas de la economía dominicana más que al impacto negativo que provoca a la economía de mundial el encarecimiento de los derivados del petróleo, sin restarle importancia, se debe a una elefantiasis del gobierno que determina un volumen del gasto público imposible de sostener aún si pagásemos la factura petrolera a precios bajos. La crisis, es en esencia estructural debido a la forma en cómo opera el sistema político.

Por eso, la mejor forma de enfrentar la presente crisis de la sociedad dominicana es provocando una reingeniería del gobierno, achicándolo, fusionando y/o eliminando Secretarías e instituciones que se solapan o que asumen competencias propias de otras Secretarias o instituciones, algunas de ellas que de hecho no funcionan, como INESPRE y el Parlacen, o como Pro Comunidad, Comunidad Digna, ODC, Comisión Barrial, etc., que en franco e irracional solapamiento con Obras Públicas, Educación y el INVI, construyen escuelas, viviendas, caminos, etc.

En esa reingeniería, más la eliminación de las “nominillas”, las subsecretarías abultadas, el control que limite la discrecionalidad de los funcionarios para hacer compra o contratas a nombre del Estado, y otra reingeniería sobre la estructura salarial, es donde radican las posibilidades de limitar los efectos de la crisis en las economías de familiares de los sectores medios y bajos de la sociedad.

Sólo de esa manera podríamos invertir la tendencia a tener mucho gobierno para los partidos y poco Estado para proteger la ciudadanía.

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