Miami. Decenas de miles de cubanos que viven en Estados Unidos y tienen órdenes de deportación pendientes temen ser repatriados a la isla mientras ambos gobiernos se aprestan a restablecer relaciones diplomáticas plenamente, incluso con la reapertura de embajadas, por primera vez en 54 años.
Nada menos que 25.000 cubanos que residen en Estados Unidos tienen órdenes pendientes de deportación a su país natal, según cifras del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Incluyen personas con cargos judiciales serios o que representan una amenaza para la seguridad nacional y por lo tanto el ICE los considera prioritarios para deportación.
Esos inmigrantes aún no han sido repatriados a Cuba porque el gobierno del presidente Raúl Castro no les ha dado permiso para regresar, pero muchos temen que ahora, cuando ambos gobiernos se aprestan a restablecer relaciones diplomáticas plenamente —incluso con la reapertura de embajadas— por primera vez en 54 años puedan ser repatriados a la isla. No está claro si el gobierno cubano modificará su posición.
Sisi tenía cuatro años de edad cuando llegó a Miami con su familia. Actualmente la abuela de 50 años es una de las personas que se pregunta qué les depara el futuro. En la década de 1980, cuando ella era adolescente, se casó con un hombre implicado en el tráfico de cocaína en el sur de Florida. Para mediados de la década, Sisi se sumó al negocio y fue detenida y hallada culpable. Purgó dos años y medio de cárcel y puso fin a su breve vida delictiva en 1989. Aunque Sisi saldó su deuda con la sociedad, sus antecedentes penales fueron el argumento para que las autoridades estadounidenses emitieran en el 2000 una orden de deportación contra ella.
“Yo era joven y tonta. Eso me perjudicó”, dijo Sisi, que habló con The Associated Press bajo la condición de ser identificada sólo por su sobrenombre, debido a la orden de deportación. Durante décadas, la deportación a Cuba se ha visto entorpecida por la falta de relaciones diplomáticas y por la decisión del gobierno cubano de no otorgar documentos a la mayoría de quienes enfrentan la deportación. Un acuerdo de repatriación de 1984 incluye una lista de 2.746 personas que llegaron a Estados Unidos durante el éxodo de Mariel y que deberían ser deportadas. La migración masiva comenzó cuando el entonces presidente Fidel Castro dijo que cualquiera que quisiera abandonar la isla podía hacerlo.
Unos 125.000 cubanos se embarcaron en la peligrosa travesía entre abril y octubre de 1980. Los archivos de ICE revelan que 1.999 personas en la lista han sido repatriadas, 1.093 de ellas desde 2001. El ICE es responsable de hallar y deportar a los inmigrantes que viven en el país sin autorización y a aquellos que tienen orden de abandonar el país. Las órdenes de deportación pesan sobre más de 35.000 cubanos y hasta fines de marzo otros 2.300 tienen casos de deportación pendientes ante las cortes.
De éstos, 25.000 son prioritarios debido a prontuarios delictivos u otros problemas en su pasado. La abogada de Sisi, Grisel Ybarra, dijo que buena parte de la comunidad cubana está nerviosa mientras transcurren las negociaciones entre Washington y La Habana, por la incertidumbre de lo que significará para estos inmigrantes la reanudación de relaciones bilaterales. “Todo mundo en Miami en este momento está temblando como una hoja”, dijo Ybarra.
“La gente está muy preocupada. Los estadounidenses y los cubanos no comparten la cama todavía, pero ya consiguieron la habitación. Está sucediendo”. Ybarra dijo que representa a varios clientes que podrían enfrentar la deportación, como Elías, un jubilado de 71 años de edad, cuya deportación se ordenó en 1991. Al igual que Sisi, Elías accedió a hablar de su caso de inmigración sólo a condición de que no se publicara su nombre completo.
Elías tiene dos condenas relacionadas con drogas que datan de las décadas de 1970 y 1980. Se mudó a Florida en 1961, seguido de otros familiares una década más tarde, después que su padre pasó casi 10 años en una prisión cubana por ser parte de un sindicato que se opuso al comunismo. Dijo que si se ve obligado a regresar a Cuba, se quedará solo, en un país que apenas reconocería. “Sería como conocer un país nuevo”, dijo Elías.
“No conozco a nadie en Cuba. Toda mi familia está aquí. Cualquier cosa que amo en este mundo está aquí”, agregó. Aunque todavía debe conocerse públicamente hacia dónde apuntan los acuerdos migratorios entre Washington y La Habana, en ningún caso las decenas de miles de cubanos con órdenes de deportación pendientes serán susceptibles de ser enviados rápidamente a su país natal. Esto se debe a que el ICE ya tiene mucho trabajo para encontrar y deportar a inmigrantes que viven sin permiso en Estados Unidos. Durante los primeros seis meses del año fiscal 2015, que comenzó en octubre, la agencia ha expulsado unos 127.000 inmigrantes. Si ese ritmo se mantiene, el ICE deportará la cifra más baja de inmigrantes desde 2006, es decir, a mediados del segundo mandato del presidente George W. Bush.
Si el gobierno cubano comienza a aceptar más inmigrantes susceptibles de deportación, seguramente solo se añadirán a la lista cada vez mayor de personas que corren el riesgo de ser expulsadas de Estados Unidos si el ICE puede encontrarlas, según Marc Rosenblum, del Centro de Política Migratoria. “Definitivamente va a ser una aleatoriedad”, agregó.