Muchos disfrutaron último día de playa

Muchos disfrutaron último día de playa

POR LEONORA RAMÍREZ S.
San Cristóbal.-
Decididos a disfrutar de la Semana Santa lo poco que le quedaba, a  quemarse la piel en un baño de sol y salitre, decenas de personas se congregaron ayer en las playas de Palenque y Najayo, y otras optaron por las refrescantes aguas del río Nizao. En Palenque reinaba la tranquilidad, lo cual era una sorpresa para el capitán José Mercedes, jefe del Cuerpo de Bomberos de esa comunidad, quien el sábado tuvo que lidiar con un  «ambiente fogoso» por la cantidad de gente que allí acudió.

Alrededor de 150  voluntarios de la Defensa Civil, la Cruz Roja y el Cuerpo de Bomberos se desplegaban por toda el área. «Aunque hubo algunas riñas, nosotros mantenemos la situación bajo control con relación a la inmensa cantidad de gente que ha venido a disfrutar de la playa».

Para Ligia María del Rosario, de Santo Domingo,  la Playa de Palenque es una de las mejores del área, sobre todo porque no ocurren desórdenes que pongan en peligro la integridad de los visitantes.

UN MEDIO DE VIDA

Pero Palenque no es sólo disfrute, es también modo de vida, pues vendedores de mariscos, de frutas, de arepas, de maíz y hasta de vegetales, intentaban aprovechar al mar de gente que  inundó sus arenas.

Caché, un vendedor de mariscos que les atribuye a las almejas y lambíes más de una propiedad curativa, aseguró que del jueves al domingo en la mañana ya se había ganado tres mil pesos.

Dominga Rodríguez, a quien le compraron tres latas de maíz cerca del medio día, estaba sumamente contenta porque «con este dinerito voy a hacer un fiao pa´comprarme una lavadora».

Lo mismo no pudo contar el haitiano Jan Marí, quien llevaba consigo un arsenal de sombreros que a pocos interesaban. «La cosa no está buena, pero yo trato de vender  un chín más».

Y sumidos en su silencio, dos indígenas ecuatorianos dejaban que las artesanías que exhibían en cualquier lugar de la playa se vendieran casi  por sí solas.

NAJAYO MUY NUTRIDA

En Najayo sobraba la brisa y la alegría. Familias completas se entregaban al disfrute del mar, y bailadores empedernidos y una que otra pareja de enamorados se adueñaban de las pistas de baile que cercan una parte de esa zona.

Como el «moro de los muchachos» hay que buscarlo todos los días, Rafael Medina aprovechó el feriado de Semana Santa para vender allí las cebollas, berenjenas y ajíes que le sobraron de una pequeña cosecha.

Pero él no era el único que se buscaba unos pesos. Gabriel Ditrén,  quien cursa el sexto curso en la escuela Carlos Pino, de Najayo, se había ganado más de mil pesos en el fin de semana por la venta de salchichas.

«No es mucho dinero pero me sirve para ayudar a mi familia», dijo el jovencito de  13 años que  de 10:00 de la mañana a 6:00 de la tarde parece una estatuilla de ébano.

César Pérez, residente  en las Palmas de  Herrera, en el municipio Santo Domingo Oeste, estaba extasiado por la tranquilidad y el azul del mar. «Esto es bonito, esto es lo que se llama un verdadero día en familia».

LOS CHARCOS DE NIZAO

Para quienes prefieren el agua dulce el río Nizao se convirtió en la mejor opción. Los niños, más que los adultos, disfrutaron  de los «charcos»  que sobreviven al intenso ataque  de las granceras, las empresas que extraen de él materiales para la construcción.

CERO POLITICA PERO…

 Por lo menos hasta principios de la tarde los  políticos y sus caravanas no  habían metido las narices en las playas, dándose por un  hecho que en esa zona se respetó la  tregua de Semana Santa.

Sin embargo, en las cercanías de San Cristóbal los adeptos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y de la Alianza Rosada (Partido Revolucionario Dominicano y Partido Reformista Social Cristiano), despedían a los visitantes con alcohol y banderas en manos, como es costumbre en tiempos de campaña política.

INSOLITO RETORNO

A las 2:30 de la tarde la avenida Seis de Noviembre, desde San Cristóbal hasta Santo Domingo, le abrió la puertas a una caravana de vehículos, cuyos conductores, atendiendo las señales de los voluntarios de la Defensa Civil, manejaban a poca velocidad  y sin zigzagueos imprudentes.

Lo común es que el retorno  a Santo Domingo y otras ciudades del país, durante el asueto de la Semana Mayor, sea más caótico y peligro conforme se acerca la noche.

Ayer parece que primó la prevención, y sobre todo, la entrega de cientos de socorristas que alertaban sobre la necesidad de llegar sanos y salvos a casa.

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