PUERTO PRINCIPE. AP. Pese a la amenaza de la temporada de lluvias y el inminente peligro de deslaves, muchos haitianos damnificados del terremoto de enero se resisten a ser reubicados en otro refugio temporal. 

Las primeras víctimas del terremoto, entre 50,000 que según las autoridades son las personas más amenazadas por la inminente temporada de lluvias, fueron reubicadas el sábado, mientras los grupos asistenciales trabajaban a marchas forzadas para recibirlas.

Adultos y niños que vivían en el campo de golf de Petionville caminaron por la empinada ladera de una colina, con sus pertenencias, y subieron a los autobuses, que los transportaron a otro hogar temporal.

Llevaban brazaletes amarillos, los cuales indicaban su hora de salida y su nuevo barrio: Corail-Cesselesse, una zona extremadamente seca y polvorienta, ubicada 15 kilómetros (9 millas) al norte de Puerto Príncipe.

Entre los reubicados iban Elvina Serin y sus cuatro hermanos, quienes recibieron llamadas insistentes de funcionarios de Naciones Unidas, para recordarles que debían marcharse el sábado.   «Nos dijeron que íbamos a tener agua y baños, y que habrá una escuela cercana», dijo Serin con una sonrisa.  

La política.- Por otro lado,  los asuntos políticos volvieron a la primera línea del debate  en Haití, donde la crisis humanitaria persiste. Las cuestiones sobre la renovación del personal político y las iniciativas tomadas por la Administración del presidente René Préval para la reconstrucción del país tras el sismo han provocado intervenciones intensas de líderes políticos.