WASHINGTON. El presidente Donald Trump y sus allegados están tratando de crear la impresión de que el asesor especial Robert Mueller y el exdirector del FBI James Comey tienen una relación cercana.
En una entrevista transmitida el viernes por «Fox & Friends», Trump afirmó que ambos eran «muy, muy buenos amigos», pero la verdad es más complicada y no está directamente del lado del presidente.
Mueller es el fiscal especial encargado de la investigación sobre los nexos entre el equipo de campaña de Trump y Rusia. La investigación de Mueller se ha ampliado ahora para incluir el despido de Comey por parte de Trump. Trump también ha tratado de descalificar esa investigación diciendo que es una «cacería de brujas».
El énfasis de sus presuntos lazos con Comey, además de estar dirigido a socavar la credibilidad de Mueller y la legitimidad de su investigación, también podría ser un intento por parte de Trump de preparar el terreno para un eventual despido de Mueller, alegando conflicto de interés.
Mueller y Comey sí trabajaron en el Departamento de Justicia durante el gobierno del presidente George W. Bush, pero no se sabe que sean amigos especialmente cercanos. Un exfiscal federal, David Kelley, dijo que Mueller y Comey no han visitado la casa del otro y que rara vez han compartido una comida.
Ambos jugaron papeles cruciales durante una confrontación en la Casa Blanca en 2004 y han hablado calurosamente entre sí durante años. Una vez Comey describió a Mueller como «una de las mejores personas que he conocido», pero no se sabe que sean amigos especialmente cercanos.
Además, los expertos legales dicen que incluso si ambos tuvieran cierta relación cercana, eso no justificaría retirar a Mueller como fiscal especial de la investigación.