El pasado martes 2 de enero, cuando apenas despuntaba el año 2018 en medio de celebraciones y regresos, se despidió de la vida un dominicano ejemplar, con la misma conciencia y valentía con que enfrentó los retos con que decidió actuar en la vida pública y privada.
Nacido en 1963, año en que los dominicanos vivimos en rápida sucesión, un gobierno democráticamente electo, un golpe de Estado organizado por las Fuerzas más reaccionarias de entonces y el aplastamiento y represión del levantamiento guerrillero contra esta que culminó con el asesinato del líder del levantamiento: Manolo Tavárez Justo.
Él, como muchos niños y jóvenes de entonces templaron su carácter en la lucha por la democracia, la libertad y el retorno a la constitucionalidad sin elecciones.
Así, Ernesto estuvo entre los jóvenes que integraron organizaciones de vanguardia en la lucha contra el neotrujillismo de Joaquín Balaguer, en numerosas organizaciones cívicas, la organización municipal de Santo Domingo Oeste, la fundación del Foro Renovador, la Convergencia de Partidos por un mejor País, la campaña del 4% del PNB para la educación, Loma Miranda Parque Nacional, la Marcha Verde contra la corrupción y la delincuencia y en todas las luchas por democratizar al país y mejorar las condiciones de vida de los sectores populares, lo tenían a él entre los mejores activistas y dirigentes, aun en sus últimos meses de vida en que su organismo se fue desgranando a ojos vista bajo paso de su salud deteriorada, su espíritu y sus acciones se mantuvieron enhiestos como una bandera para defender los mejores intereses nacionales, siendo un invitado permanente a la Dirección Ejecutiva del Partido Revolucionario Moderno, para que aportase sus ideas y aliento a la causa común de liberar las instituciones secuestradas por el PLD y contribuir a la tarea común de sacar del poder a quienes en lugar de servir al partido para servir al pueblo, como decía el insigne Juan Bosch, su fundador: se han servido para enriquecerse en forma obscena a costa de la corrupción a gran escala y con la impunidad absoluta para sus grandes responsables.
La tarea que se impuso en la vida Ernesto Amador Zabala como se le conocía fue seguida y contó con el entusiasmo y solidaridad por su compañera de vida Mercedes Campusano y por sus hijas Ana Herla e Isis Yael.
Aquí estamos, compañero Zabala, seguimos persiguiendo los principios y objetivos que nos han mantenido unidos durante todos estos año de lucha por un partido más unido y combativo y por un país más solidario, democrático y prospero para borrar las tremendas desigualdades e injusticias que aun marcan a la sociedad dominicana; para que las nuevas generaciones disfruten de las condiciones de vida por las que se sacrificaron los que como tú, lo dieron todo a cambio de nada para sí.