MEXICO (AFP).- Al ex presidente mexicano José López Portillo, que murió el martes víctima de una complicación cardiaca generada por una neumonía, se le recuerda por la estatización de la banca (1982) y la crisis económica resultante, más que por su promesa de que el país «administraría la abundancia» producto de sus exportaciones petroleras.

Nacido en 1920 en la ciudad de México, López Portillo llegó al poder en 1976 siendo el único candidato a la presidencia, abanderado por el ahora ex gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Sin oposición política con la que competir, en su campaña al ejecutivo federal delineó los principales ejes económicos que caracterizaron su mandato.

Autor de la «Alianza para la productividad», con la que mantuvo un férreo control sobre los sindicatos y las corporaciones empresariales, durante su administración se descubrieron nuevos yacimientos petroleros que permitieron incrementar de manera significativa las exportaciones mexicanas de crudo.

Dos años después de asumir como presidente, el Producto Interno Bruto de México creció 9%, aunque el déficit de las finanzas públicas alcanzaba entonces un 9,1% del PIB, la inflación se situaba en 27% anual, y la deuda externa ascendía 76.000 millones de dólares.

Celebre por su frase de que México «administraría la abundancia», la administración de «Jolopo», como le llamaba la prensa en referencia a las iniciales de su nombre, continuó con las políticas sociales de corte populista de su antecesor, Luis Echeverría.

En los seis años que dirigió el país se creó además el Impuesto al Valor Agregado (IVA), y el ya desaparecido Banco Obrero, un adelanto de lo que en el último tramo de su mandato lo confrontaría con la clase bancaria y empresarial.

A tan sólo tres meses de entregar el poder a su sucesor Miguel de la Madrid, el 1 de septiembre de 1982 anunció sin aviso previo, que los bancos pasarían desde ese momento a manos del Estado, porque México había sido «saqueado».

«Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear» y «defenderé como un perro el peso», fueron las consignas que esbozó tras el anuncio contra la banca privada, una acción que sumió al país en una de sus hasta entonces más severas crisis económicas.

En el ámbito legislativo, introdujo en la Constitución la figura de los partidos de oposición al PRI, a través de una novedosa reforma política que hizo posible su secretario de Gobernación (Interior), Jesús Silva Herzog, y autorizó una amnistía política con la que fueron liberados decenas de ex guerrilleros.

No obstante, activistas de izquierda y defensores de los derechos humanos lo acusaron por haber participado en la llamada «guerra sucia» en la que desaparecieron al menos 500 personas que habían participado en las guerrillas de principios de los setenta.

En los últimos años, José López Portillo fue la figura principal de las revistas del corazón, por los litigios que sostenía con su segunda esposa, la ex actriz Sasha Montenegro.