Muere fuerte crítico de Blair

Muere fuerte crítico de Blair

LONDRES (EFE).- El ex ministro británico laborista de Asuntos Exteriores Robin Cook murió ayer tras sufrir un colapso en el noroeste de Escocia, informó la policía. El político, de 59 años, que dimitió el 17 de marzo de 2003 del Gobierno de Tony Blair en protesta por la entonces inminente guerra de Irak, sufrió el colapso en la montaña de Ben Stack, de 721 metros de altura.

Cook fue sometido en un primer momento a reanimación cardiovascular por un amigo que le acompañaba, que recibió por teléfono móvil las oportunas instrucciones.

El ex ministro fue recogido poco después por una ambulancia aérea, que lo trasladó urgentemente a un hospital de Inverness, donde ya no se pudo hacer nada por su vida.

El fallecimiento de Cook deja al Partido Laborista sin uno de sus más brillantes parlamentarios y el más consecuente crítico del primer ministro, Tony Blair, por la guerra de Irak.

El político británico, que entró en el Parlamento en 1974 por una circunscripción de Edimburgo, ocupó numerosos cargos primero en la oposición, en los que destacó por su inteligencia y vigor oratorio, y luego en el Gobierno.

Tras el regreso al poder de los laboristas en 1997, después de una larga travesía del desierto, Cook se convirtió en el primer ministro de Asuntos Exteriores de Tony Blair, cargo que ocupó hasta 2003, cuando fue sustituido por Jack Straw, para pasar a líder de la Cámara de los Comunes.

Cook, que quiso dar, según confesión propia, una «dimensión ética» a la política exterior británica con su insistencia en la defensa de los derechos humanos como guía, dimitió de ese último cargo el 17 de marzo de 2003 en desacuerdo con la entonces inminente guerra de Irak.

Su dimisión fue un duro golpe para el primer ministro, que estaba decidido a embarcarse en la ocupación del país árabe del brazo de Estados Unidos y temía una rebelión dentro de sus propias filas.

En los últimos meses, ya como simple parlamentario, Cook había redoblado sus ataques a través de la prensa contra Blair por su resistencia a reconocer que la invasión de Irak había fomentado el terrorismo en todo el mundo.

«Hicimos a Al Qaida un enorme regalo propagandístico» con la invasión, declaraba recientemente a la BBC, para agregar que desde que se derrocó a Sadam Husein había habido más atentados suicidas que en los veinte años anteriores.

En diversos artículos periodísticos Cook puso en tela de juicio la credibilidad del Primer Ministro por los argumentos esgrimidos para ir a la guerra de Irak, que luego demostraron ser falsos.

Según Cook, Blair debía «sacar las consecuencias» de lo ocurrido en Irak y comprometerse ante su partido a no lanzar «más ataques preventivos» contra un país.

Ultimamente, Cook había indicado la conveniencia de que Blair dejara cuanto antes su cargo, tras haber ganado su histórico tercer mandato, y pasara el testigo a su ministro de Finanzas, Gordon Brown.

Uno de sus antiguos correligionarios, el polémico diputado George Gollaway, también feroz crítico de la invasión de Irak y fundador de un nuevo partido llamado «Respect», afirmó hoy que con Cook se perdía la posibilidad de que el partido de Blair volviese a ser realmente un partido laborista.

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