MADRID (EFE).- El ex presidente del Atlético de Madrid y máximo accionista del club, Jesús Gil, falleció ayer en una clínica de esta capital a consecuencia de un infarto cerebral masivo, dijeron los médicos. Gil tenía 71 años de edad.
Casado y con cuatro hijos, el también empresario y ex alcalde de la ciudad turística meridional de Marbella, centro de veraneo de la «jet-set» y de la familia real saudí, dirigió el Atleti durante 16 años.
Bajo su gestión, el Atleti recuperó su lugar entre los grandes equipos de España, con el éxito más importante de sus 100 años de historia en 1996 con la Liga y la Copa del Rey, empañado en 2000 con el descenso a Segunda, donde permaneció dos temporadas.
Hace cinco días había sido ingresado en la clínica Cemtro tras sufrir un accidente cerebro-vascular que le produjo hemiplejia cuando se encontraba en su finca de Valdeolivas, en la provincia de Avila, fronteriza con Madrid.
Mariano Malillos, director médico de la clínica, anunció que el carismático dirigente deportivo y ex alcalde de Marbella había muerto «realmente» sobre las cinco de la tarde, aunque la noticia se facilitó dos horas después.
«Las maniobras de resucitación que le fueron practicadas no dieron resultado», añadió.
Gil será enterrado hoy sábado, a las 18.00 (12:00m en Rep. Dom.) en el panteón familiar del cementerio madrileño de La Almudena. El cortejo fúnebre partirá del estadio Vicente Calderón, donde quedará instalada la capilla ardiente a las 10.00 (4:00am en RD).
Desde el domingo, la salud del ex presidente atlético se fue deteriorando. El día 11 fue intubado como consecuencia de una disminución de consciencia acompañada de insuficiencia respiratoria. Un día después, el pronóstico era ya de «extrema gravedad».
Gil murió sin conocer el resultado del último partido que jugó el Atlético de Madrid en Santander frente al Rácing. La plantilla atlética se conjuró en Santander para ofrecerle un triunfo. Sólo la mala suerte privó al Atlético de ganar ese partido en El Sardinero. Un gol del israelí Omri Afek, en las postrimerías del encuentro supuso el empate 2-2.
Gil pasó a la historia del Atleti, el gran rival del Real Madrid en la capital, por su dedicación al club, del que era socio desde 1981, sus difíciles relaciones con los entrenadores, contrató a unos 30, y con algunos jugadores y por sus numerosos problemas judiciales.
Tres veces pasó por la cárcel y en más de una ocasión la mezcla de sus intereses económicos y políticos con los del club crearon grandes problemas a la gestión de la sociedad, de cuya presidencia dimitió hace un año.
El historial médico de Jesús Gil y Gil, de 71 años, incluía una intervención quirúrgica en enero de 2003 en la que se le implantó un marcapasos en el hospital de La Luz de Madrid.
La muerte de Jesús Gil ha conmocionado el mundo futbolístico español, que ha reaccionado con profundo pesar.
Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, aseguró a EFE que Gil «ha sido un referente del fútbol español» y se declaró «consternado» por la noticia. «Pasará a la historia por su amor, cariño y dedicación a unos colores», afirmó.
Augusto César Lendoiro, presidente del Deportivo, dijo que Jesús Gil era «una persona que transmitía jovialidad, con la que nunca te aburrías, era entrañable, siempre tenía una frase cariñosa y estaba cercano a la gente».
El presidente del Barcelona, Joan Laporta, definió a Jesús Gil como «un personaje singular y entrañable», que siempre recibió a su equipo «con cariño». «Personajes como él forman parte de una forma de ser necesaria en algunos momentos para reflexionar sobre muchas cosas», señaló
Pedro Tomás, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, dijo a EFE que Gil era especial, «una de esas personas tan arrebatadora que era único, independiente, libre, cariñoso y muy familiar».
Su carácter explosivo le llevó a pelearse con personas e instituciones deportivas, lo que le costó más de una sanción, sobre todo cuando la vehemencia le conducía al insulto.
Las polémicas pasaron a mayores cuando pegó un puñetazo al gerente del Compostela, José María Fidalgo, y cruzó insultos irreproducibles con el presidente de ese equipo gallego, José María Caneda, también conocido por su agresividad dialéctica.
Pero nadie le discutió nunca su pasión por el Atleti, club al que incorporó para hacerlo grande a muchos jugadores latinoamericanos, entre ellos Vavá, Pereira, Leivinha, Ayala, Heredia, Hugo Sánchez, Alemao, Donato, Baltazar, «Tren» Valencia, Juninho, Gamarra, Celso Ayala y «Cholo» Simeone.
También recurrió a los entrenadores de la escuela sudamericana, como el colombiano «Pacho» Maturana o el argentino César Luis Menotti.