Muere Papa condujo Iglesia católica al tercer milenio

Muere Papa condujo Iglesia católica al tercer milenio

CIUDAD DEL VATICANO (EFE).- Después de 26 años, cinco meses y 17 días, ayer concluyó el largo pontificado de Juan Pablo II, que ha visto la caída del comunismo y la llegada del tercer milenio bajo la guía de un Papa viajero y con grandes dotes de comunicador.

El polaco Karol Wojtyla ha protagonizado el tercer pontificado más largo de la historia, sólo superado por el de San Pedro, que según los escritos dirigió el colegio apostólico entre 34 y 37 años, y el de Pío X, que estuvo más de 31 años al frente de la Iglesia católica.

Desde que fue elegido como sucesor de Juan Pablo I, el 16 de octubre de 1978, el Pontífice fallecido ayer han sido destacado protagonista de algunos de los episodios más significativos de la evolución de la Iglesia Católica en los dos últimos decenios del tortuoso Siglo XX.

Uno de sus grandes deseos era, al llegar al año 2000, abrir la Puerta Santa para celebrar el Jubileo e introducir la Iglesia en el tercer milenio. Lo consiguió, al igual que su anhelado viaje a Tierra Santa.

Efectuó 104 viajes fuera de Italia, en los que visitó 129 países, algunos en varias ocasiones, aunque no pudo poner sus pies ni en Rusia ni en China por la oposición del patriarcado ortodoxo de Moscú y por la negativa de las autoridades comunistas.

El Papa Wojtyla recorrió 1.200.000 kilómetros, lo que supone 29 veces la vuelta al mundo y más de tres veces la distancia entre la Tierra y la Luna.

Su primer viaje pastoral le llevó, en enero de 1979, a América, continente de referencia durante su pontificado, en el que viven la mitad de los más de mil millones de católicos que hay en el mundo. Pisó también la República Dominicana y México.

A su Polonia natal viajó en nueve ocasiones y en cinco (1982, 1984, 1989, 1993 y 2003) se desplazó a España.

Considerado conservador en materia de dogma y moral -sobre todo sobre la moral familiar y sexual- y en disciplina eclesiástica, Juan Pablo II ha sido reconocido unánimemente como un gran defensor de los derechos humanos, la paz y el diálogo en el mundo.

También pasará a la historia, además de como gran defensor de los jóvenes, para los que instituyó las Jornadas Mundiales de la Juventud, como impulsor del ecumenismo y del diálogo interreligioso con judíos y musulmanes,

En 1988 se convirtió en el primer Pontífice romano que entraba en una mezquita, la de Damasco, y en 2000, con motivo del Jubileo, viajó a Tierra Santa y pidió perdón en el Muro de las Lamentaciones y en el Museo del Holocausto por los errores cometidos por los cristianos que persiguieron a los judíos.

Nacido en Wadowice, un pequeño pueblo al sur de Polonia, el 18 de mayo de 1920, el Papa número 264 de la historia de la Iglesia fue muy prolífico en la publicación de documentos, con 14 encíclicas, 15 exhortaciones, once constituciones y 44 cartas apostólicas, además de escribir cuatro libros.

Su fortaleza física, de la que hizo gala hasta el final de sus días, se forjó en su juventud como deportista -lo que le valió el apelativo ya como Pontífice de «atleta de Dios»- y le permitió sobrellevar sus múltiples problemas de salud.

Estos problemas comenzaron un 13 de mayo de 1981, cuando el turco Ali Agca le hirió gravemente al tirotearle en la plaza de San Pedro del Vaticano, heridas que le dejaron unas secuelas a las que luego se sumaron otras dolencias como el Parkinson.

Habían transcurrido menos de tres años desde que, el 16 de octubre de 1978, de la chimenea de la capilla Sixtina salió la fumata blanca que anunciaba al mundo su elección como Papa por el colegio cardenalicio, el primer pontífice no italiano después de más de cuatro siglos.

Ahora, de nuevo, todas las miradas se dirigirán a esa chimenea cuando se reúna el cónclave para saber que la Iglesia católica ha elegido sucesor del Papa Wojtyla.

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