Muere presidente de la Corte Suprema de EU

Muere presidente de la Corte Suprema de EU

WASHINGTON (AFP).- La muerte del presidente de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, William Rehnquist, una de las voces más conservadoras del tribunal, abrió el camino a una nueva batalla política para el presidente George W. Bush y la oposición demócrata, respecto a su reemplazo.

   Rehnquist, quien fue durante 19 años el titular del Poder Judicial, «murió esta noche en su hogar de Arlington, Virginia, rodeado por sus tres hijos», señaló una breve nota oficial de la Corte el sábado de noche.

   El titular del poder Judicial padecía cáncer de tiroides, pero luego que le diagnosticaron la enfermedad en octubre siguió trabajando hasta el final.

   El presidente de la Corte Suprema fue «muy respetado por su gran inteligencia», dijo Bush este domingo en la Casa Blanca. «Era respetado por su profundo compromiso con el estado de derecho y su gran sentido del deber».

   «Brindó un formidable liderazgo al sistema de la corte federal, mejorando la justicia para el pueblo estadounidense y ganándose la admiración de sus colegas en el Poder Judicial», prosiguió el mandatario.

   «Ahora hay dos vacantes en la Corte Suprema. Y servirá a los mejores intereses de la nación llenar esas vacantes» rápidamente, dijo Bush. «Elegiré a tiempo a un nominado altamente calificado para suceder al jefe de la justicia Rehnquist», prometió el presidente.

   Tras el retiro de la jueza Sandra Day O’Connor en julio, la muerte de Rehnquist amplía la lucha política sobre la conformación de la nueva Corte, una institución que juega un papel clave en el diseño político y social del país.

   Bush ya nominó en julio pasado a John Roberts, un juez de 50 años allegado a su Partido Republicano, para reemplazar a la renunciante O’Connor.

   La confirmación de Roberts debería ser analizada la semana próxima por el Senado, y está previsto un duro debate en el que se toquen temas polémicos como la posición del juez respecto al aborto o el papel del gobierno federal.

   La muerte de Rehnquist durante su gobierno le da al presidente Bush la oportunidad de nombrar un segundo magistrado de la Corte Suprema.

   Pero legisladores demócratas propusieron posponer el domingo las audiencias programadas sobre la nominación de Roberts, como respeto al fallecido Rehnquist.

   «Pienso que podemos tomar unos cuantos días de receso para llorar al juez Rehnquist», dijo el senador del Partido Demócrata, Charles Schumer a la cadena de televisión ABC.

   Dado que la Corte Suprema juega un papel crucial en el diseño del panorama político y social de Estados Unidos, una nominación de un segundo juez conservador en lugar del fallecido presidente sería claramente rechazado por los legisladores demócratas.

   Schumer propuso que Bush le pida a O’Connor, quien se retiró para cuidar de su esposo enfermo, que se quede como titular del poder judicial durante un año para lograr estabilidad y continuidad.

   «Ella es respetada por ambas lados (republicanos y demócratas). En un momento en el que la nación necesita unidad y estabilidad más que nunca», dijo el legislador.

   Sin embargo, legisladores republicanos dijeron que no había necesidad para demorar las audiencias sobre Roberts.

   La líder de la ONG National Organization for Women President, Kim Gandy, advirtió que Bush tiene la oportunidad «no solamente de alterar el delicado balance en la Corte Suprema, sino también de extender la ideología de derecha y el desprecio por los derechos individuales al tercer poder del Estado: el judicial».

   Rehnquist era un duro opositor del aborto, los derechos homosexuales, el control de armas y la discriminación positiva para las minorías.

   En 1999 presidió el juicio político y absolución del presidente Bill Clinton en el Senado, bajo cargos de perjurio y obstrucción de la justicia, en el marco del escándalo desatado por su aventura con la ex pasante de la Casa Blanca, Monica Lewinsky.

   Un año después, Rehnquist y otros cuatro magistrados elegidos bajo gobiernos republicanos ordenaron terminar con el recuento de votos en el Estado de Florida, lo que le dio la presidencia a George W. Bush.

   En Estados Unidos, los jueces de la Corte Suprema son designados de por vida por el presidente y deben ser ratificados por el Congreso.

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