NUEVA YORK. Sam Shepard, dramaturgo galardonado con el Pulitzer, actor nominado al Oscar y célebre autor cuyas obras retrataron las explosivas fallas geológicas de la familia y la masculinidad en el oeste de Estados Unidos, falleció. Tenía 73 años.
Shepard murió el jueves en su casa en Kentucky de complicaciones relacionadas con la enfermedad de Lou Gehrig, también conocida como esclerosis lateral amiotrófica, dijo el lunes su vocero Chris Boneau.
El taciturno Shepard, quien creció en una hacienda en California, era un hombre de pocas palabras que sin embargo produjo 44 obras y numerosos libros, memorias y cuentos. Fue uno de los dramaturgos más influyentes de su generación: un poeta franco de la frontera moderna que combinaba la lírica con la aspereza.
En su obra de un solo acto “Cowboy Mouth” de 1971, que coescribió con su entonces novia, la poeta y músico Patti Smith, un personaje dice: “La gente quiere un ángel callejero. Quieren un santo pero con boca de vaquero”, un papel que el alto y bien parecido Shepard desempeñaba para muchos.
“Básicamente escribía para actores”, dijo Shepard a The Associated Press en una entrevista en el 2011. “Y los actores parecían apropiarse inmediatamente de ellas, de su ritmo, del sonido y de los personajes. Comencé a entender que hay una posibilidad de conversación entre los actores y así fue como empezó todo”.
El hablar arrastrado de Shepard, como salido de una película de vaqueros, y su presencia lacónica lo convirtieron en un reacio astro del cine. Apareció en decenas de películas, muchas de ellas westerns, como “Días de gloria” de Terrence Malick, “Magnolias de acero”, “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” del 2007 y “Mud” (“El niño y el fugitivo”) de 2012. Fue nominado a un Oscar por su interpretación del piloto Chuck Yeager en “The Right Stuff” (“Los elegidos”) de 1983. Entre sus más reciente papeles se destacó el de un patriarca en los Cayos de Florida en la serie de Netflix “Bloodline”.
Sin embargo, Shepard es más conocido por sus influyentes obras de teatro, y su importante papel en el movimiento off-Broadway. Su obra de 1979 “Buried Child” ganó el premio Pulitzer de drama. Dos obras más, “True West” y “Fool for Love”, fueron nominadas al Pulitzer y tuvieron múltiples montajes.
“Siempre sentí que la dramaturgia era el hilo conductor de todo”, dijo Shepard en el 2011. “Si lo piensas, el teatro contiene todo. Puede contener al cine, pero el cine no puede contener al teatro. Música, danza, pintura, actuación. Es todo. Y es lo más antiguo, se remonta a los druidas. Fue mucho antes de Cristo. Es la forma con la que me siento más a gusto por eso, por su capacidad de usurparlo todo”.