Muere Terri Schiavo tras prolongada agonía

Muere Terri Schiavo tras prolongada agonía

PINELLAS PARK, EEUU, Mar 31 (AFP) – Terri Schiavo, quien vivió 15 años en estado vegetativo persistente, murió este jueves a los 41 años de edad, tras pasar 13 días sin alimentación después de que se le removiera el catéter alimentario que la mantenía viva, dijo un portavoz de su familia, el fraile católico Paul O»Donnell.

 La mujer «falleció hace unos momentos», dijo O»Donnell cerca de las 09H54 locales (1454 GMT). Sus familiares, que dieron una feroz pelea para evitar la muerte, no hicieron declaraciones de inmediato y estaban en el centro de cuidados de Pinellas Park (oeste de Florida) en donde se encontraba su hija.

El presidente estadounidense. George W. Bush. expresó este jueves sus condolencias a los padres de Terri Schiavo. Bush urgió a quienes apoyaron a los padres de la mujer a «continuar trabajando para construir una cultura de vida en la que todos los estadounidenses sean bienvenidos y valorados y protegidos, especialmente quienes viven a merced de otros».

Schiavo sufrió un infarto en 1990 que le cortó el oxígeno a su cerebro, dejándola en estado vegetativo después de una breve etapa en coma.

 Su esposo, Michael Schiavo, se dedicó desde entonces a cuidarla y buscar su rehabilitación, y en 1993 presentó una demanda por impericia contra médicos que trataron por infertilidad a su mujer, y que debieron haberle detectado algún desorden alimentario.

Ganó poco más de un millón de dólares por la demanda, y en ese momento se peleó con sus suegros, porque supuestamente le pidieron compartir el dinero. Pero los suegros alegaron que el hombre desde entonces se negó a seguir tratando a su esposa.

En 1994, y tras un proceso de rehabilitación infructuoso, Michael se dio por vencido y decidió no tratarle una infección a su esposa y dejarla morir naturalmente. Luego se retractó.

Ese mismo año sus suegros iniciaron una acción legal para quitarle la custodia sobre su esposa, Terri, pero perdieron.

 Imposible imaginar que esa guerra se convertiría luego en un asunto de Estado.

En 1998 su esposo pidió la remoción del catéter alimentario alegando que Terri le comentó a unos amigos que no querría ser mantenida viva por medios artificiales si algo catastrófico le pasara.

La corte admitió los testimonios y en abril de 2001 ordenó por primera vez la interrupción de su alimentación mediante el catéter. Dos días después un tribunal de Apelaciones ordenó reanudar la alimentación para revisar el caso.

La batalla legal por evitar la muerte de Terri continuó y en octubre de 2003 se le desconectó nuevamente el tubo alimentario.

Para entonces el caso ya recibía atención en los medios, y el gobernador de Florida, Jeb Bush, intervino en él por primera vez para evitar la muerte de Terri.

Seis días después, impulsada por Bush, la Legislatura de Florida aprobó una ley especial que ordenó su reconexión para seguir evaluando el caso en sus méritos.

En septiembre de 2004 la Corte Suprema de Florida declaró inconstitucional esa ley y en febrero de 2005 se ordenó nuevamente la desconexión, que esta vez sería definitiva, el 18 de marzo.

 Privados de cualquier otro recurso, sus familiares apelaron al Congreso estadounidense, que tres días más tarde aprobó una ley especial para Terri, ordenando a los tribunales federales, que antes no habían intervenido en el caso, que lo revisaran.

Los tribunales federales se negaron en total 12 veces a ordenar la conexión o a intervenir en el caso.

Durante todo este tiempo los padres de la mujer y su hermana y hermano clamaron en vano que le reconectaran el catéter, apoyados por activistas conservadores, religiosos y antiaborto, que calificaron el proceso de «asesinato».

Terri será cremada y sus restos sepultados, por orden del tribunal, en una tumba de la familia de su esposo en Pensilvania, a pesar de que sus padres querían mantenerla con ellos en Florida.

Le sobrevive su esposo, Michael, quien rehizo su vida con otra mujer, con quien tiene dos hijos. 

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