Muere un hombre… se levanta un héroe

Muere un hombre… se levanta un héroe

PORFIRIO GARCÍA FERNÁNDEZ
Los seres humanos somos sujetos permanentes de las inquietudes e incertidumbres que origina el misterio de la muerte. La muerte biológica de los seres humanos es aunque inevitable y natural un hecho que nos resulta difícil asimilar, sobre todo cuando afecta un ser querido, un familiar, un amigo, un compañero.

La Universidad Primada, templo de sabiduría, acaba de ser sacudida en lo más sólido de sus columnas y cimientos.

Sobre las grietas se tiende el oscuro y pesado crespón del dolor, mientras un caudal de lágrimas y lamentos tratan de subsanar la tragedia.

La gloria de esta cuatricentenaria academia no sólo descansa en la portentosa obra de sus progenitores: los Dominicos, sino también en los grandes hombres y mujeres que en décadas recientes lo dieron todo con su ejemplo y su sacrificio para que este templo siga siendo siempre orgullo de todas y todos los dominicanos.

Cuando una de esas columnas se resquebraja, cruje el templo.

La vida se ha detenido hoy en uno de los más ilustres y venerables hombres de nuestra academia:

El Rector Rafael Kasse Acta.

Un patrimonio nacional ha sido arrebatado de la tierra pero no ha sido arrebatado de la historia ni ha sido arrebatado de la gloria.

Mil banderas, más que inclinarse, se levantan hoy ante este digno ejemplo nacional, para gritar a los cuatro vientos que un hijo de la patria ha sido llamado a ocupar, junto a otros tantos, el presidium de los inmortales.

Si mis palabras fueran imágenes vivas, veríamos al Rector Kasse Acta con sus tardos pasos y su bata blanquecina entre los silenciosos pasillos, en la quietud de la clínica docente o en la Escuela de Odontología repartiendo sapiencia, talento, ética y entrega en sus alumnos y colega.

Ahí lo veríamos, inconfundible, liderando con su ejemplo una profesión.

Este ilustre académico fue un hombre de los que merecen ser llamados militantes íntegros e irrenunciables.

Militante sin reservas en cada convocatoria de la Patria.

Cuando la opresión amenazó en las oscuras noches ya idas, ahí estuvo él, militante.

Cuando los derechos humanos eran conculcados en las calles capitalinas, en décadas recientes, ahí estuvo él, militante.

Cuando la integridad y la soberanía se vieron laceradas por botas extranjeras; ahí estuvo él, combatiendo, militante.

Cuando las voces de otros pueblos, allende los mares, clamaban para condenar las intervenciones y urgían apoyo y solidaridad internacional, ahí estuvo él, militante, con su voz firme en los foros.

Cada vez que las libertades ciudadanas eran desconocidas, y urgían de la academia solidaridad con los oprimidos, nunca vaciló y ahí estuvo él, militante.

Fue durante toda su vida un militante orgánico, sumando su fuerza y su voz junto a otras tantas miles de voces y fuerzas de todas las organizaciones de las que fue miembro.

Creyó siempre en el poder de la fuerza popular como vehículo efectivo de defensa de los oprimidos, ahí estuvo él al lado del profesor Juan Bosch, militante.

En los escenarios que le tocó actuar, nunca eludió responsabilidades.

El parlamento fue también atalaya desde donde se levantaron la voz y el compromiso de este hombre íntegro, de conducta vertical.

El Rector Rafael Kasse Acta, sin menoscabo de su dominicanidad a toda prueba, fue figura que abrillantó a sus ancestros.

Como tal, como internacionalista, y por sus orígenes, fue solidario con la lucha de los países árabes.

Los numerosos roles desempeñados: académico, investigador, escrito, profesional, político, gremialista, diputado, militante de la paz mundial y por la independencia de los pueblos, le aseguran a ese ilustre hombre que hoy despedimos, una larga vida en la memoria de toda la familia uasdiana y el pueblo dominicano.

Ha caído un hombre, se ha levantado un héroe.

Para los uasdianos y uasdianas el rector Kasse Acta será siempre un símbolo.

Su muerte ocurre justo en el mismo mes que hace 39 años nacía el Movimiento Renovador que implantó en la de Santo Domingo una universidad popular, democrática, abierta, crítica, plural y progresista.

Ese Movimiento Renovador tuvo entre sus grandes protagonistas al ilustre patriota y académico excelso que hoy se dirige al más allá, coronado de laureles.

Justamente ahora, rector, como solíamos llamarles, se va, cuando a su nombre, junto al de los que le acompañaron, la UASD levanta una majestuosa puerta para rememorar esa gesta académica de la cual fue héroe.

En esa puerta estará su nombre, estará su historia, estará su entrega por la universidad que Usted y otros convirtieron en Patrimonio del Pueblo Dominicano; estará su ejemplo para que cada ciudadano o ciudadana que cruce su umbral sea iluminado por su espíritu dominicanista y uasdiano.

Todos recordaremos su bastón de mando como Rector ilustre, como Rector inmortal, como Rector de rectores.

Es ley de vida morir, pero es ley del deber, morir con honor, morir como ejemplo, morir como grande para engrandecer la patria, morir como digno, para dignificar sociedades, morir como fruto para alimentar moralidades; morir como abono patriótico para reverdecer conciencias; morir, en fin, para vivir eternamente.

Gracias por su ejemplo, a nombre de la UASD y de la familia uasdiana, cuyos integrantes todos, como yo, le seguiremos admirando.

Hasta luego maestro, su vida ejemplar alumbrará las nuevas generaciones como un faro de luz potente y permanente, mientras su espíritu se eleve firme allá en la eternidad.

Sirvan para mitigar nuestra tristeza y nuestro luto, la certeza de que un hombre noble, sencillo, fecundo y vertical como el que aquí hoy despedimos, nunca muere.

¡Hasta luego Rafael Kasse Acta, rector, maestro y amigo!

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