BAGDAD (AFP).- Al menos once personas murieron, entre ellas dos soldados estadounidenses, en dos atentados el miércoles al norte y oeste de Bagdad, y el jefe de la seguridad de los yacimientos de petróleo del norte de Irak fue asesinado, al día siguiente del sabotaje de un oleoducto en el sur que paralizó las exportaciones del país.
Nueve personas murieron en un atentado en Ramadi, al oeste de Bagdad, y dos soldados estadounidenses fallecieron en un ataque en Balad, a 75 km al norte de la capital.
En la ciudad santa chiíta de Nayaf (160 km al sur de Bagdad), el jefe radical Moqtada Sadr pidió a sus milicianos armados que no sean oriundos de esa localidad «que regresen a sus casas».
«Los miembros del Ejército del Mehdi que se han sacrificado (…) son llamados a regresar a sus regiones», indica un comunicado.
En una carta difundida el 27 de mayo y que permitió una tregua con las fuerzas norteamericanas, Sadr se había comprometido a enviar a sus casas a los milicianos que no fueran originarios de la provincia.
Mientras tanto, el número dos del Pentágono, Paul Wolfowitz, uno de los estrategas de la invasión norteamericana en Irak, se encontraba el miércoles en Bagdad para hablar con los dirigentes de la coalición y con responsables iraquíes sobre diversas cuestiones de seguridad, política y economía.
En Washington, la comisión de investigación independiente sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 afirmó que no había pruebas creíbles de que Irak haya cooperado con la red terrorista Al Qaida, en un informe preliminar difundido el miércoles.
Varios miembros del gobierno del presidente estadounidense George W Bush alegaron que el régimen iraquí estaba vinculado con Al Qaida para justificar su intervención armada en el país.
Dos soldados estadounidenses murieron y 23 resultaron heridos en un ataque con cohetes en Balad, según un comunicado militar norteamericano.
«Veintitrés personas resultaron heridas en un ataque con cohetes a las 13H00 (11H00 GMT), en el que murieron dos soldados», indicó la nota, sin especificar si todos eran militares.
Cinco iraquíes y cuatro extranjeros murieron y otros 10 iraquíes resultaron heridos en un atentado con explosivos por la mañana en Ramadi, dijo a la AFP un médico del hospital de esa ciudad que no reveló la identidad de los extranjeros.
El ejército estadounidense informó de seis iraquíes muertos al estallar un artefacto al paso de un convoy de la coalición en el este de Ramadi, pero de momento no ha confirmado si se trata del mismo ataque.
Antes, la policía iraquí indicó que el jefe de la seguridad de la Compañía Petrolera del Norte (NOC), Ghazi al Talabani, había sido asesinado frente a su casa de Kirkuk (250 km al norte de Bagdad), y que uno de sus guardaespaldas había sido herido.
Talabani, de 54 años, era familiar del jefe de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), Jalal Talabani, y trabajaba con las fuerzas norteamericanas y la empresa de seguridad Erinys.
El martes, el sabotaje de un importante oleoducto causó la interrupción de las exportaciones de crudo por las terminales del sur del país.
Según dijo el miércoles una fuente del ministerio de Petróleo, las exportaciones de crudo por las terminales del sur de Irak no se reanudarán antes de «al menos dos días».
Por otra parte, mientras persiste la duda sobre la suerte que correrá Saddam Hussein después de la cesión de poder a los iraquíes el 30 de junio, el gobierno iraquí consideró que los estadounidenses le entregarán al presidente derrocado antes de esa fecha.
Casi 400 personas reclamaron en Bagdad compensaciones por las víctimas del régimen de Saddam Hussein.
Uno de los tres rehenes libaneses secuestrados en Irak, Habib Samur, fue liberado, informó la televisión libanesa Télé-Liban.
Por último, la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) expresó su apoyo a la independencia política de Irak.