Mueren 33 en Irak; siguen caso Sadam

Mueren 33 en Irak; siguen caso Sadam

BAGDAD (AFP).- El proceso a Saddam Hussein por la matanza de chiitas en los años ochenta se reanudó ayer, lunes, en Bagdad en ausencia del derrocado presidente y de los principales acusados, en un clima agravado por la violencia sectaria particularmente mortífera de los últimos días.

Al menos 33 personas murieron en actos violentos el lunes en Irak, diez de las cuales en un triple atentado en el barrio chiita de Sadr City de Bagdad, según fuentes de seguridad.

Estos ataques, que dejaron más de un centenar de heridos, se produjeron un día después de ataques interconfesionales en Bagdad, donde hombres armados mataron a 42 sunitas y un doble atentado con coche bomba contra un lugar de culto chiita dejó 19 muertos. Entretanto, en el juicio de Saddam Hussein, sólo Alí Daeh Alí, uno de los acusados de segunda fila, estaba sentado en el banquillo de los acusados en el inicio de la vista en el Alto Tribunal Penal de Bagdad.

Saddam es juzgado con otros siete acusados por la masacre de aldeanos chiitas después de un ataque contra su convoy en 1982 en la localidad chiita de Dujail, al norte de Bagdad

El juez Rauf Rachid Abdel Rahman indicó que los otros acusados estaban en una sala contigua y que seguían el desarrollo del juicio por un circuito cerrado de televisión. Según el juez, el principal abogado, Jalil al Dulaimi, envió una carta al tribunal, reiterando las demandas de la defensa, algunas de las cuales “no son de la competencia” de su jurisdicción y otras “no conforme a la ley”.

También lamentó el asesinato el 21 de junio en Bagdad de un abogado de la defensa, Jamis Al Obeidi, y presentó sus condolencias a la familia, indicando que daría la palabra a los abogados presentes.

El comité de la defensa presentó una copia de una carta manuscrita al parecer de Saddam en la que notificaba al juez su intención de no participar en la audiencia del lunes y denunciaba los procedimientos del tribunal.

El juez Abdel Rahman fijó para el martes la próxima audiencia.

Por otro lado, el fiscal del Tribunal de Seguridad de Jordania inculpó el lunes a un iraquí de 23 años, Ziad Jalaf al Karbuli, sospechoso de permanecer a la rama iraquí de Al Qaida, de “complot terrorista”, según fuentes judiciales.

Karbuli había sido detenido en mayo por las autoridades jordanas y había confesado a la televisión haber asesinado a un conductor jordano en Irak.

Mientras se reiniciaba el juicio, por la mañana, un coche bomba y dos disparos de mortero contra el barrio chiita de Sadr City provocaron diez muertos y 51 heridos.

Siete personas que viajaban en un autobús fueron abatidas a balazos, según fuentes de seguridad, en el barrio de mayoría sunita de Amiriya.

Tres personas murieron y 28 sufrieron heridas en la explosión de una bomba en la calle Rachid, en el centro de Bagdad.

Catorce personas fueron heridas por la explosión de una bomba en un mercado de la calle Kifa, barrio sunita.

En Kirkuk, al norte de Bagdad, cinco personas murieron y 19 resultaron heridas en un atentado suicida con un camión cargado de explosivos contra una permanencia de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), el partido del presidente, Jalal Talabani.

Otras ocho personas fueron heridas en la explosión de una bomba contra un convoy del consultado estadounidense en Kirkuk y otras seis en un cordón policial al noreste de la ciudad, mientras que un policía fue abatido en la misma zona.

En Mahmudiya, al sur de Bagdad, diez civiles fueron heridos al caer un obús de mortero en un mercado.

En la región de Diyala (norte), un miembro del consejo provincial del Partido Islámico murió y dos de sus guardaespaldas fueron heridos.

En Baquba, principal ciudad de Diyala, seis iraquíes perecieron en una serie de ataques que dejaron además 17 heridos.

Tras los ataques del domingo, responsables del Frente de la Concordia, principal bloque sunita en el Parlamento, pidieron una investigación y el “desarme total” de las milicias, una exigencia apoyada por militares iraquíes y estadounidenses.

La Casa Blanca calificó la violencia de “injustificable e inaceptable”, pero rechazó la idea de que ésta pueda minar su confianza en el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki.

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