Pakistán. AP. Un atacante suicida detonó un vehículo cargado de explosivos en un mercado cercano a la residencia de un político en el centro de Pakistán y mató a 33 personas además de demostrar que el largo brazo del Talibán sigue presente en este país poseedor de arsenales atómicos.
Los insurgentes, ligados a al-Qaida y otros grupos islamistas que combaten con las fuerzas estadounidenses y de la OTAN en el vecino Afganistán, desean derrocar al gobierno paquistaní e instalar un régimen islamista. Ante las enormes presiones de las naciones occidentales, Pakistán inició en octubre una ofensiva en el principal reducto del Talibán en la región montañosa aledaña al territorio afgano. Los insurgentes respondieron con una campaña de atentados dinamiteros que han causado más de 500 muertos. El ataque de ayer en la aldea punjabi de Dera Ghazi Khan dañó extensamente la residencia del político y varios comercios y edificios cercanos.