Mueren 35 en atentados Irak

Mueren 35 en atentados Irak

BAGDAD  (AFP).- Catorce muertos provocó un kamize al hacer estallar un vehículo repleto de explosivos al paso de un minibús que transportaba a reclutas que se dirigían a un centro del ejército en al-Muthanna, en el centro de Bagdad, indicaron fuentes médicas y de seguridad. En total, 28 iraquíes murieron el lunes en diferentes ataques perpetrados en todo el país.

En el primer atentado, “un kamikaze se inmoló en su vehículo cerca de un centro de reclutamiento del ejército” provocando “once muertos y tres heridos graves”, informó inicialmente el portavoz del ministerio del Interior, general Hamed Jalaf.

Sin embargo, fuentes del hospital al-Yarmuk elevaron esa cifra al indicar haber recibido los cuerpos carbonizados de 14 personas, muertas en ese atentado suicida.

La policía también descubrió los cadáveres de otras seis personas a unos 50 km al norte de Bagdad.

Por otra parte, siete guardias de una mezquita chiíta de un poblado al norte de Bagdad fallecieron el lunes y tres resultaron heridos cuando un comando armado asaltó y dinamitó el edificio religioso, según la policía.

El grupo, integrado por más de una decena de hombres, llegó en minibús a la mezquita de al-Mustafá, en el pueblo de Bani Saad (a 25 kilómetros al sudoeste de Baaquba, en la provincia mixta de Diyala), después de haber bombardeado la zona, precisó la misma fuente.

La mezquita atacada, situada en una plaza central, es el lugar de culto más importante del pueblo, donde conviven chiítas y sunitas.

Esa ciudad es escenario de actos cotidianos de violencia política.

En Baaquba, a 60 km al norte de la capital, un soldado y tres civiles murieron en diferentes atentados.

Un intérprete que trabaja para las fuerzas norteamericanas, secuestrado hace algunos días, fue encontrado sin vida en la provincia de Diwaniyah, a 180 km al sur de Bagdad.

En Kirkuk, a 250 km al norte de Bagdad, un policía fue asesinado a disparos por un tirador emboscado.

En el sur de Irak, hombres armados dieron muerte a un policía en la ciudad chiita de Kut, al sur de Badgad, donde un conflicto enfrenta a las fuerzas del orden con una tribu.

En la ciudad santa de Kerbala, también al sur de la capital, un ex responsable de seguridad bajo el régimen de Sadam Hussein, Abas al Nuaimi, fue abatido por hombres armados.

Caso Saddam

Washington (EFE).- El presidente de EEUU, George W. Bush, afirmó ayer en un discurso a la nación con motivo de quinto aniversario de los atentados del 11-S que la guerra contra el terrorismo “fijará el rumbo de este siglo y decidirá el destino de millones” de personas. 

En extractos del discurso distribuidos por adelantado por la Casa Blanca, Bush hace hincapié en el hecho de que la amenaza terrorista continúa y la lucha contra este fenómeno “no ha acabado”.

 

 La guerra contra el terrorismo, afirma, es “una lucha por la civilización”, en la que “combatimos por mantener el estilo de vida  que disfrutan los países libres”.

 El presidente hace un llamamiento a la unidad de los estadounidenses, a los que recuerda que “tenemos un camino difícil por delante”.  

 “Ganar esta guerra requerirá los esfuerzos decididos de un país al unísono”, explica el presidente, que insta a “dejar de lado nuestras diferencias, y colaborar para superar la prueba que la historia nos ha dado”.

 El llamamiento a la unidad tiene lugar cuando una encuesta difundida por la cadena CNN indica que la cifra de estadounidenses que culpa al gobierno de Bush por los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 ha subido del 30 a casi el 50 por ciento en cuatro años.

  “Derrotaremos a nuestros enemigos, protegeremos a nuestro pueblo y llevaremos el siglo XXI a una era brillante de libertad humana”, asegura el presidente.

 Al cumplirse el quinto aniversario de los atentados que causaron la muerte a cerca de 3.000 personas en Nueva York, Washington y Pensilvania, el presidente participó hoy en actos conmemorativos en cada uno de esos lugares en recuerdo de las víctimas.

Bush comenzó la jornada en Nueva York junto a la primera dama, Laura Bush, con una reunión con las fuerzas de seguridad y voluntarios que acudieron a socorrer a las víctimas del atentado.

Tras una breve parada en Shanksville (Pensilvania), el presidente concluyó su periplo en el Pentágono, en las afueras de Washington, para rendir homenaje a los casi 200 militares y civiles muertos cuando un avión se estrelló contra la sede de la Secretaría de Defensa. 

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