MARGANETS, Ucrania. AFP. Cuarenta y tres personas murieron ayer  al chocar un tren y un autobús en el centro de Ucrania, en uno de los peores accidentes de tráfico que ha conocido esta ex república soviética.

«Es un drama terrible», declaró el presidente ucraniano Viktor Yanukovich, al visitar el lugar de la cátastrofe en Marganets, una ciudad industrial de la región de Dnipropetrovsk (centroeste), y el hospital donde fueron internados los heridos.  El presidente Yanukovich decretó un día de duelo nacional para el miércoles.

El ministerio de situaciones de emergencia dio cuenta de 43 muertos y nueve heridos hospitalizados.

«Es una verdadera masacre», dijo a la AFP Liudmila Bachmakova, la portavoz de la policía de carreteras regional.

«Es un accidente absolutamente catastrófico», añadió el ministro de Transporte, Kostiantin Efimenko, al expresarse tras un consejo de ministros en Kiev, según las imágenes emitidas en televisión.

En el lugar del accidente, ocurrido durante la mañana, una periodista de la AFP vio a decenas de cuerpos alineados a ambos lados de la vía férrea.

Familiares y amigos de las víctimas, ayudados por los policías y los médicos forenses, trataban de identificar los cuerpos.

Cerca del lugar, los restos del autobús amarillo destrozado por la locomotiva daba cuenta de la violencia del choque.  Las autoridades ucranianas anunciaron rápidamente que el chofer, quien murió en el drama, había provocado el accidente al entrar en el paso a nivel omitiendo el semáforo.

«El conductor del autocar violó el código de circulación al saltarse el semáforo que prohibía el paso antes de chocar con el tren», explicó Bachmakova.

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Da condolencias

El presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, expresó sus condolencias a los familiares de la víctimas y ordenó a las fuerzas de seguridad llevar a cabo una investigación «minuciosa» y de «encontrar a los culpables».  «Cuando un chofer se salta un semáforo en rojo, se le tiene que someter a un examen psiquiátrico», añadió.