BAGDAD (AFP).- Al menos 43 iraquíes murieron y otros 76 resultaron heridos este miércoles en un triple atentado contra civiles en Bagdad, el más sangriento desde hace más de un mes en la capital, mientras seguía discutiéndose la Constitución.

Los atentados, concebidos para provocar un máximo de víctimas, también causaron importantes daños materiales en la capital, relativamente a salvo de la violencia durante varias semanas.

«Hay 43 muertos, 76 heridos y 22 vehículos dañados, 19 civiles y tres de la policía», indicó una fuente del ministerio de Interior, explicando que se trata de un balance total de víctimas admitidas en varios hospitales de la capital.

Pocas horas después del ataque, la televisión pública iraquí anunció la detención de cuatro sospechosos que tenían en su poder controles remotos.

«Los guardias del ministerio de Transportes detuvieron a cuatro sospechosos, con controles remotos en su posesión», afirmó el presentador del canal, que interrumpió sus programas para dar el anuncio.

Anteriormente, el portavoz del gobierno Leith Kubba había asegurado en la misma cadena que «los autores de estos atentados tienen dos objetivos: crear el miedo entre los iraquíes para acabar con su voluntad de levantarse e intentar hacer caer al gobierno sembrando el caos».

Los tres coches bomba explotaron a menos de 30 minutos de intervalo. El primero hacia las 07H45 (03H45 GMT) en la estación de ómnibus Al Nahda y el segundo, diez minutos más tarde, en la entrada de este terminal, de donde parten los autobuses hacia las provincias chiítas del sur del país.

Mientras los servicios de socorro transportaban a las víctimas hacia el hospital cercano de Al Kindi, se produjo el tercer atentado, a unos 15 metros de la entrada del servicio de urgencias.

«Estaba en el hospital para informarme sobre el estado de los heridos de los primeros atentados cuando una enorme explosión sacudió al establecimiento», contó Ali Jassem Hamad, un policía aún en estado de choque.

El estallido del tercer coche bomba destruyó a dos vehículos civiles y dañó una casa cerca de la cual acostumbran esperar los pacientes y sus familiares, bajo la sombra de los árboles, según un periodista de la AFP.

Tras la explosión, la policía evacuó totalmente el lugar, por temor a la presencia de un kamikaze. Los policías dispararon al aire para dispersar a la muchedumbre y pidieron a los habitantes que volvieran a sus casas.

El último atentado tan sangriento en Bagdad remonta al 13 de julio, cuando 32 jóvenes y niños iraquíes, en su mayoría menores de 15 años murieron en un atentado suicida con coche bomba.

El triple atentado interviene en pleno debate sobre la Constitución y tras la amenaza de Al Qaida de asesinar a sus autores.

El miércoles, los dirigentes políticos volvieron a reunirse en un intento por superar las últimas divergencias sobre el texto, pero el partido islamista, principal formación sunita, hostil a una autonomía de los chiítas, amenazó con rechazarlo.

Esto pese a que un 78% de los iraquíes manifestó su preferencia por un sistema federal, según una encuesta publicada el miércoles.

Por otra parte, tres soldados estadounidenses murieron en un accidente de carretera el lunes y un cuarto el martes en un ataque con bomba. Otro soldado murió en un ataque en Mosul (norte), indicó el miércoles el ejército norteamericano.

Desde que comenzó la invasión de Irak en marzo de 2003, han muerto 1.851 militares estadounidenses, según cifras del Pentágono establecidas hasta el 16 de agosto.