Turquía, (AP).- Fuerzas de seguridad turcas detuvieron el martes a ocho hombres armados sospechosos de matar a disparos a 44 personas, muchas de las cuales estaban orando, durante una ceremonia de compromiso matrimonial en la región rural del Sureste del país.

Los agresores enmascarados y con armas automáticas atacaron el lugar donde se llevaba a cabo el festejo el lunes por la noche en la población de Bilge, cerca de la ciudad de Mardin, en lo que parece haber sido un enfrentamiento entre familias, dijo el ministro del Interior, Besir Atalay.

Atalay dijo que los muertos incluyen a seis niños y 16 mujeres.

Los enfrentamientos familiares ocurren a menudo en esta región, donde las relaciones tribales y las rivalidades entre clanes pueden opacar el poder del gobierno.

El martes por la mañana, cuatro grandes palas mecánicas abrían tumbas para las víctimas. La policía permitió que familiares y amigos entraran a Bilge, pero prohibieron el ingreso a los periodistas. Asimismo, las autoridades cortaron las comunicaciones telefónicas con la localidad.

Entre los muertos estaba la pareja comprometida para casarse. Otras seis personas resultaron heridas. Dos niñas sobrevivieron al caerles encima los cuerpos de los invitados muertos.

Atalay dijo que ocho sospechosos estaban en custodia y que algunos de sus apellidos eran los mismos de las víctimas.

«Fueron atrapados con sus armas», dijo. «Los primeros indicios son que fue el resultado de disputas, de rencor entre familiares, en una familia del poblado», agregó.

Citando autoridades no identificadas, una televisora turca dijo que el ataque pudo haber ocurrido porque uno de los hombres armados quería casarse con la mujer comprometida. Dijo que había un lazo familiar entre los atacantes y la pareja que fue asesinada.

La televisora NTV dijo que el móvil de la agresión pudo haber sido una diferencia entre grupos rivales de guardias del poblado y partidarios del gobierno, quienes están aliados con las tropas turcas en el combate a los insurgentes curdos.

En caso de que así sea, el gobierno podría enfrentar presión para lograr el control de los insurgentes, algunos de los cuales están vinculados al tráfico de drogas y otros delitos.