BAGDAD. AP.  Nuevos ataques insurgentes ayer en Irak mataron al menos a 53 personas, dijeron las autoridades, siendo los más recientes en una oleada de violencia en todo el país que teme un retorno de la violencia sectaria. Además, murieron siete milicianos.   

Nadie se adjudicó la responsabilidad de los ataques, perpetrados en su mayoría con coches bomba en áreas chiíes. La rama iraquí de Al Qaeda, que ha ido cobrando fuerza en los últimos meses, suele atacar a chiíes, fuerzas de seguridad y funcionarios públicos en un intento de socavar el gobierno chií en Bagdad.    Irak encara el peor brote de violencia desde 2008: más de 2,000 personas han muerto desde principios de abril.

El derramamiento de sangre parece ser en gran medida obra de milicianos suníes que han resurgido, como al-Qaida, fortalecidos por el descontento de los suníes con el gobierno liderado por los chiíes. El ataque más sangriento se registró en el barrio de Shaab, al norte de Bagdad, en donde dos coches bomba estacionados mataron a nueve personas, entre ellas un policía, dijo un oficial. Otras 24 personas resultaron heridas.    En el barrio de Shula, al norte de Bagdad, una bomba explotó en un mercado al aire libre.